domingo, 31 de julio de 2011

Senda de Camille Etapa 3

22/7/11

Arlet – Lescun

La niebla con la que nos habíamos acostado seguía en el mismo sitio, nos despedimos de Arlet sin poder contemplar en su máximo esplendor su lago y el paraje que lo alberga. Al poco de comenzar a caminar la niebla se fue disipando, se podía ver algún valle y los rebaños de ovejas y cabras pastando en ellos, éramos optimistas y pensábamos que hoy tendríamos un bonito día. Cuando retomamos la ascensión nuestra “amiga” la niebla volvió a unirse para acompañarnos gran parte de la mañana.

Refugio de Arlet
Mar en los valles fanceses
El mastin no le quita ojo a las ovejas
Tras un buen rato caminando a tentón alcanzamos la placa conmemorativa del Chemin de la Liberté que era uno de los múltiples pasos pirenaicos que servían de escape durante el principio de la dictadura para los españoles y en el trascurso de la 2ª guerra mundial para los franceses. En este punto la cosa se puso difícil de verdad a la niebla se le unió el viento y una gélida temperatura, 2 grados, llegamos a llevar la ropa y el pelo empapados. En estas condiciones alcanzamos el Puerto del Palo, lo pasamos como pudimos sabíamos que estábamos allí por los carteles indicadores porque literalmente no veíamos nada de nada. Con las ganas que teníamos de ver esta zona del pirineo que era desconocida para nosotros (y por desgracia sigue siendo). Comenzamos a bajar, teníamos que llegar hasta la cabaña de Bonaris, en la que por cierto luego nos enteramos que tienen montado un salón de té, si lo llegamos a saber nos hubiéramos metido para entrar en calor. El camino estaba bastante bien pero en los últimos metros tuvimos que agudizar el sentido de la orientación ya que en un día despejado la hubiéramos visto desde la distancia. Mientras nos dirigíamos a la cabaña, de repente comenzamos a oír un cencerro, el sonido venia desde lo alto, de entre la niebla salió una vaca bajando a toda velocidad y que iba directa hacia Carlos y Mónica, empezaron a gritar para asustarla y en el último memento, afortunadamente, cambio de dirección. La vaca siguió corriendo y resbalándose loma abajo ¡Vaya momento más tenso!

Placa conmemoratica del camino de la libertad
Esto debe ser el Puerto del Palo
Pasada la cabaña el camino continuaba bajando y poco a poco nos fuimos librando de la niebla, el único problema a partir de aquí fue el barro, en algunas partes del camino te metías prácticamente hasta el tobillo. Definitivamente me di cuenta que hoy tampoco íbamos a tener un día tranquilo.

Con un kilo de barro en cada bota, al final llegamos a una buena pista. Primero tuvimos que sortear un rebaño de vacas y luego nos encontramos con una manada de caballos, al cabo de un par de kilómetros aproximadamente alcanzamos una carretera. En una hora bajando por ella estábamos en el camping de Lauzart al lado del Lescun. Había sido un día decepcionante, habíamos caminado por lugares que se me antojan preciosos y no habíamos viso nada y de regalo habíamos pasado bastante frio.

Todos los dias veiamos un monton de animalitos
Carretera a Lescun
Tras una ducha reparadora y un poco de descanso nos acercamos a ver el pueblo. La localidad francesa de Lescun es muy bonita, tiene un encanto especial y es muy recomendable su visita. Sin duda fue lo mejor de esta jornada.








Lescun un lugar bonito que visitar


Mapa de la ruta

sábado, 30 de julio de 2011

Senda de Camille Etapa 2

21/7/11

Somport – Arlet

La mañana nos había traído otra densa capa de niebla, era primera hora de la mañana y confiábamos que pronto se disiparía. Comenzamos a caminar en dirección Francia, pasamos por al lado de las pistas de esquí de fondo de Somport y en pocos metros nos encontramos con un grupo de vacas que pastaban apaciblemente, de repente nos vimos en medio del rebaño, las que estaban detrás nuestro querían ir con las de adelante y nos pasaban corriendo, como con miedo, nosotros tampoco estábamos muy a gusto con esta situación. Íbamos con cien ojos no le fuese a dar a alguna vaca por embestirnos. Enseguida llegaron a su establo y nosotros seguimos con más tranquilidad.

Cuidado con las vacas
Bajamos por la carretera y al poco a la altura de una cabaña no teníamos muy claro por dónde continuar, tras un rato deliberando encontramos el camino que nos adentraba de nuevo en otra zona del bosque de Sansanet, otra vez el barro se apoderaba del camino, era difícil y agotador caminar en esta situación. En el bosque hay que estar atento ya que hay multitud de caminos y hay que intentar escoger el correcto para no hacer kilómetros de mas.


En el bosque de Sunsanet

Llegamos a la cabaña de Escure, en la que vende quesos, continuamos entre claros y bosques hasta llegar a Espenlungere. A estas alturas del camino la niebla había desaparecido, continuamos hasta cruzar el rio por un puente y comenzamos a ascender. Hay un camino bastante empinado por un lateral que evita la zigzagueante pista, pero tras hacer un tramo y viendo la pendiente que nos quedaba decidimos incorporamos a la pista. Al principio la ascensión era bastante cómoda pero en el tramo final el barro hizo de nuevo acto de presencia para ponernos las cosas difíciles. Alcanzamos la cabaña de Grosse, vacas, ovejas, cabras y cerdos engordan en esta granja.
Espelunguere
Vacas pastando bajo el manto de niebla
Una de las ultimas buenas vistas del día
Decidimos comer un poco para afrontar el final de la ascensión. Hay una fuerte subida hasta el espolón de Couecq que se encuentra a 1909m de altitud, en este punto las nubes se echaron sobre nosotros y las panorámicas que hasta ahora habíamos disfrutado dejaron de verse. Giramos a nuestra izquierda y en unos 15 minutos llegamos al Col de Lapachouaou. La senda se había vuelto bastante cómoda pero otra vez la niebla había vuelto. Entre un claro pudimos ver la cabaña de Gourgue Sec, que ya nos había advertido que no teníamos que confundir con el refugio de Arlet. Seguimos sin detenernos, ya estábamos algo cansados y teníamos ganas de terminar la etapa, más que nada porque no veíamos más allá de nuestras narices. De repente empezamos a oír unos ruidos, era un rebaño de cabras que se abalanzaba sobre nosotros, salimos rápidamente del camino ya que vimos que ellas no tenían ninguna intención de desviar su trayectoria.

Cabaña de Gourgue Sec
Lo poco que pudimos ver del lago Arlet
Sonrisa al mal tiempo
Con el rato que llevamos caminado teníamos que estar cerca, miramos el cuadernillo con información de la senda que nos habían dado el primer día y pudimos leer que desde aproximadamente donde nos encontrábamos podíamos ver el refugio, pero vamos que eso sería en un día normal porque lo de hoy no tenia nombre. Bajamos un poco y de repente allí estaba la orilla de lago, lo bordeamos hasta que al final alcanzamos el refugio. Estábamos algo tristes no podíamos ver nada, era una pena tanto esfuerzo para nada. Con las ganas que teníamos de llegar hasta aquí y contemplar este rincón del que tan bien habíamos oído hablar.

La temperatura era bastante baja, asi que nos pegamos toda la tarde dentro del refugio. Durante un momento entre los ventanales vimos que el viento se llevo un poco la niebla, rápidamente cogimos nuestras cámaras para hacer alguna foto, fueron unos segundos luego todo se volvió blanco de nuevo.

El segundo día había terminado, nos quedamos con una sensación agridulce. Llegar hasta esta parte del pirineo que es algo mas inaccesible para nosotros y no poder verla en su totalidad no fue del agrado de nadie.


Mapa de la ruta

viernes, 29 de julio de 2011

Senda de Camille Etapa 1

20/7/11

Lizara – Somport

Llegamos la tarde del martes al refugio de Lizara, una acogedora casa de piedra que se encuentra al fondo del valle de Aragües y al cobijo del Bisaurin. Apenas había gente, sin contar a los guardas estábamos diez personas, todos distantes, por parejas pero guardando “la distancia de seguridad”. Después de un rato una pareja que se encontraba jugando a las palabras cruzadas nos preguntaron que si íbamos a hacer la senda de Camille, les respondimos de manera afirmativa y nos empezaron a contar que ellos ya habían hecho la primera etapa, se llamaban Paqui y David y a la postre serian nuestros inseparables compañeros de camino durante los próximos 5 días, estuvimos conversando hasta la hora de la cena. Entonces la guarda nos dijo que nos sentáramos todos juntos en una mesa, con algo de timidez nos juntamos los 10 y al poco rato en la mesa había un ambiente amigable, la historias de montañeros comenzaron a fluir con naturalidad. Fue rato de lo más interesante.

Refugio de Lizara
Nos acostamos pronto ya que necesitábamos guardar fuerzas para los días venideros. Nos levantamos temprano, a las 7 de la mañana Hacia mucho viento, el molino que tienen en el refugio para generar electricidad giraba tan rápido que daba la impresión que iba despegar, la temperatura tampoco se correspondía con la de esta época del año, estábamos a 8 grados. Con la ilusión que en el trascurrir de la mañana todo mejoraría empezamos a caminar con nuestros nuevos compañeros. Primer error, a los 10 minutos me di cuenta que me había dejado las gafas de sol en el coche, volví a por ellas, si llego a saber el tiempo que nos esperaba esa semana me hubiera ahorrado el esfuerzo. La primera parte del recorrido ya la conocíamos, la habíamos hecho hasta el ibón viejo en semana santa.


La ascensión hasta el plano de Bernera fue bastante dura, el viento era demasiado fuerte y en ocasiones te empujada con tanta fuerza que incluso te hacía perder el equilibrio. Superado el plano el viento se detuvo pero nos encontramos con otro elemento que en los próximos días también se convertiría en inseparable, la niebla. No se veía más allá de cinco metros, con la ilusión que me hacía ver el valle de los sarrios, nada tendremos que volver otra vez. Lo pasamos como pudimos, eso si con remojón de pies en el ibón de los sarrios, con la niebla que había a lo que nos dimos cuenta ya estábamos en medio del ibón y con las botas empapadas. Al llegar al final del valle la niebla comenzó a subir, en lo alto de una loma entre la bruma se apreciaba la silueta de unos sarrios, al menos nos quedaría un recuerdo bonito de nuestro paso por este valle.

Sarrio en la niebla
En lo alto del ibón de Estanes
Al poco rato llegamos al Ibón de Estanes, desde lo alto contemplamos el enorme lago mientras nos tomábamos un tentempié. Seguimos nuestra marcha, pasamos al lado de unos caballos que se encontraban a sus anchas pastando.


Un poco más adelante nos fijamos bien en las marcas, ya que sabíamos que teníamos que girar a la derecha para encarar el barranco del Aspe. Lo hicimos sin dificultad y nos adentramos en el bosque de Sansanet, que estaba lleno de barro, había llovido un par de días antes y la penumbra del bosque impide que se seque el camino con normalidad. Llegamos al paso Chorrota del Aspe, no llevaba mucha agua asi que lo pasamos sin apenas dificultades.

De frente al Aspe
En el bosque de Sunsanet
 

Paso Chorrota del Aspe
Pasamos con cuidado por un terraplén y un poco más adelante cuando el camino estaba bastante mejor Mar resbalo y se hizo una profunda herida en el dedo, al final fue menos de lo que en principio parecía, aun asi por la tarde tuvimos que bajar a Canfranc Estación para que se lo curasen bien.

Terminamos el trayecto del día pasando por las pistas de esquí de Candanchu, este último trozo se nos hizo un poco largo. Había poca sombra y el sol de primera hora de la tarde caía a plomo. Adelanto que fue uno de los pocos momentos de sol que tuvimos en la semana.

El verano tambien llega a las pistas de esqui
Por la noche, David, que pronto nos dimos cuenta que podría ser un relaciones publicas excelente, entablo conversación con otra pareja que empezaba la senda de Camille al día siguiente. Eran Mónica y Carlos, cenaron con nosotros y al día siguiente se unirían al grupo.

Para ser la primera jornada había sido bastante intensa, esto prometía.


Mapa de la ruta

lunes, 25 de julio de 2011

La Senda de Camille, algo más que una ruta pirenaica

Me siento a escribir esto cuando hace apenas unas horas acabamos de terminar la Senda de Camille, todavía no tengo muy claro si haré un resumen general o contare etapa por etapa hasta donde mi memoria alcance.

Han sido unos días maravillosos llenos de sensaciones y sentimientos a veces hasta contradictorios.
Hemos sentido rabia e impotencia por la mala climatología que nos ha impedido disfrutar y ver aquellos parajes que no conocíamos. Hemos sentido cansancio y ganas de terminar la etapa, ansias por volver al camino. Hemos sentido frío, humedad, calor, el viento en nuestras caras, la fuerza y la grandeza de la naturaleza.

Pero sobre todo hemos sentido una enorme alegría al conocer a gente maja y maravillosa con la que compartir el camino. Paqui, David, Mónica y Carlos nos han hecho mucho más agradable y llevadera la travesía.

Nos ha gustado compartir un rato con esa gente anónima que nos encontrábamos en los refugios o nos cruzábamos por la senda. Incluso con aquellos que por su enorme fortaleza no podíamos seguir como Joseba y su siempre inseparable y sonriente Lourdes.

Hemos sentido pena al ver partir a unos compañeros y tristeza por dejar a otros. He sentido emoción al llegar al final y alivio al dejar la mochila, seguramente mañana añorare ponérmela otra vez sobre la espalda.

Pero si hay una cosa que me ha hecho sentir realmente orgulloso es ver el espíritu de superación de Mar que ha luchado y vencido todas las adversidades que se ha encontrado en el camino.

La senda de Camille seguramente quedara para siempre en un lugar especial de nuestras memorias y en un sitio privilegiado de nuestros corazones.

Mónica, Paqui, Carlos y David nuestros compañeros de camino
Vestidos con las camisetas que acredita que hemos terminado la senda de Camille

sábado, 16 de julio de 2011

I hate London

De las ciudades que he tenido oportunidad de conocer Londres acaba de empatar con Roma en el dudoso ranking de las ciudades que más odio.

Ruidosa, con un tráfico insoportable y llena de polución, muchedumbre que circula hacia todas las direcciones a un ritmo frenético, tiendas y comercios cada dos pasos, y sobre todo turistas entre los que me encuentro yo, habidos por capturar esa instantánea con la que recordar sus vacaciones.

Definitivamente creo que visitar grandes ciudades ha dejado de interesarme, necesito hacer otro tipo de turismo más tranquilo y sobre todo menos masificado.

Las puertas del palacio de Buckinghan llenas de turistas

Trafico denso al lado del Big Ben

Hora punta en Piccadilly Circus

domingo, 10 de julio de 2011

Mis queridos Black Crowes en Bilbao

En la banda sonara que puso música a mis primeros años de juventud hubo innumerable grupos y artistas pero los Black Crowes formaron parte importante de ella.

Recuerdo cuando a principio de los noventa en la biblioteca de Aragón prestaban cd’s, ya veis entonces la SGAE y cosas por el estilo no estaban de moda, en una de aquellas veces me cogí el “Shake your Money maker” primer LP de los cuervos, había escuchado por la radio la canción “Hard to handle” versión de Ottis Reding, por aquel entonces no tenía muy claro quien había sido aquel cantante de soul de Georgia (ignorancia de adolescencia). Recuerdo que la primera escucha me dejo maravillado, rock clásico en mayúsculas, aunque quizá la producción era algo oscura, casi acorde con la portada del disco. Me hice una copia en un casete TDK y disfrute de él bastante tiempo (con los años termine comprando el original). Al poco tiempo, posiblemente 4 ó 5 meses me compre su segundo LP que por entonces acababa de salir “The Southern armony and musical companion” con el termine de caer rendido a los pies de esta banda de rock. Trallazos como “Sting me” y “Remedy” y baladas como “Bad luck blue eyes goodbye” y “Thorn in my pride” todo ello con una producción más brillante y algunos coros femeninos con sabor góspel hicieron que este disco no saliera de la bandeja del reproductor de CD en mucho tiempo. Su tercer disco “Amorica”, más experimental y psicodélico, me acompaño durante el servicio militar y me hizo más amenas aquellas tediosas noches de guardia.

Steve Gorman es el motor a la sombra de esta banda
Sven Pipien estuvo perfecto al bajo
Al poco tiempo vinieron a Zaragoza y lamentablemente no pude asistir, unos temas laborales lo impidieron. Según me comentaron y pude leer en aquella noche del mes de Julio de 1995, en el tristemente desaparecido rincón de Goya, la música y el entorno se fundieron para crear un momento mágico e irrepetible (cada vez que me acuerdo me entra un poco de tristeza y rabia poe no haber podido ir).

Fui adquiriendo sus disco a medida que los sacaban al mercado, “Three snakes and one charm”, “By your side”, “Lions” y su colaboración con Jimmy Page pasaron a formar parte de mi discoteca. Luego me entere de la triste noticia de su separación, bueno ellos dijeron que era un descanso, y asi fue, tras unos disco en solitario de los hermanos Robinson, volvieron a la carga, con una gira tremenda por EE.UU. creo que estuvieron casi tres años sin parar. Cada cierto tiempo miraba su página web con la esperanza que vinieran otra vez a España, pero nada, salvo algunos conciertos sueltos en Inglaterra u Holanda apenas abandonaban suelo Americano. Entre medio sacaron los discos “Warpaint” y el sublime “Before the frost…” con su añadido descargable de internet “Until the freeze”. Hace un par de años leí la noticia que venía al Azkena Rock, ya lo tenía todo previsto para desplazarme a Vitoria pero un imprevisto de última hora me impidió ir. Cuando ya casi había desistido y pensaba que sería uno de esos grupos que jamás podría ver me entere que venía al BBK Live un festival algo heterogéneo para mi gusto, el cartel no me resultaba nada atractivo pero los cuervos tocaban allí y esta vez no me los podía perder.

Chris Robinson no paro de bilar y moverse todo el concierto
Asi que con la ilusión de un quinceañero fui a Bilbao. Lo primero que me di cuenta al llegar al recinto del festival fue la cantidad de gente que había, el cartel en general era muy del gusto Británico como viene siendo habitual en los últimos años en los eventos de este tipo que se organizan en España y gran parte del público procedía de las islas, pese a ello cuando entre los primeros que estaban sonando eran M Clan. Después actuaban “30 seconds to Mars” de los que no había ni si quiera hablar y a los pocos minutos me di cuenta el porqué, intento de rock industrial con cantante egocéntrico y claramente enfocado al público adolescente. “Patéticos” fue el comentario más suave que pude escuchar de la gente que tenía alrededor. Seguidamente le tocaba el turno a Jack Johnson del que preferí pasar para tener una ubicación privilegiada en el concierto que había ido a ver, y mereció la pena la espera ya que estuve a dos metros del escenario.

Tras la espera, en la que pude ver como se cambia un escenario, por fin casi 20 años después de que los descubriera musicalmente, los vi aparecer sobre el escenario. Chris Robinson salió sonriente lo cual era claro presagio de que nos lo íbamos a pasar muy bien. Sin mucha demora comenzaron a tocar “Jealous again” y después “Hotel illness”, vaya par de trallazos para comenzar, muchos grupos se dejaría temas de esta calidad para el final del concierto pero a ellos les sobra material para no bajar el listón.


“Good morning captain” de su último álbum “Before the frost” y “Soul singing” del “Lions” salieron como dos caramelos sonoros del escenario. Seguidamente “Wiser time” tuvo su oportunidad, en esta ya empezaron a dar muestras de que improvisando dan lo mejor de si y es en este entorno donde se sienten como peces en el agua. A estas alturas del concierto mis dudas sobre el nuevo guitarrista que acompaña a la banda desde hace 3 años se habían disipado, Marc Ford con su toque de guitarra le daba un toque mas rockero o incluso podríamos decir que macarrilla al grupo pero el virtuosismo y técnica de Luther Dickinson lo hace olvidar enseguida.

Luther Dickinson magistral a las 6 cuerdas
Chris Robinson tambien cogió la guitarra
Para la siguiente canción, una versión de Eric Clapton, “Poor Elijah – Trubute to Johnson”, Chris se enfundo una preciosa stratocaster. Luego volvieron sobre su magnífico último trabajo del que interpretaron la casi psicodélica “Been a long time”, en un momento de esta canción Mr. Robinson arrojó hacia la zona en la que me encontraba una armónica que acababa de utilizar, alargué mi brazo y la llegue a tocar pero una del sinfín de manos ansiosas de capturar el mismo trofeo que yo me la arrebato, lastima, hubiera sido como la guinda del pastel que represento para mí esa noche. A continuación llego el que para mí gusto fue el mejor momento de la actuación “Thorn in my pride” que alargaron en una especie de jam sesión en la que cada músico tuvo su momento de gloria. Cuando aun no me había repuesto de lo que acababa de ver otro temazo mítico “Hard to Handle”, hasta los que somos más reacios a movernos en los conciertos acabamos dando botes. Si apenas descanso comenzaron a sonar los acordes de “She talks to angels” que el público, entregado desde hace rato, comenzó a cantar y para terminar la demoledora “No speak no slave” con la que abandonaron el escenario. Como no podía ser de otra forma, o mejor dicho como estaba escrito en el guion, volvieron para tocar el clásico “Remedy”, pura electricidad para dar por concluido el show.


Como siempre te quedas esperando más, creo que la mayor parte del público hubiéramos estado horas escuchándolos, no en vano demostraron que son una de las mejores bandas de rock del momento (incluso de la historia me atrevería a decir). Decidí pasar de los Chemical Brothers y me volví al hotel con una agradable sensación en el cuerpo y con una sonrisa en la boca. Después de tantos años había visto a una de mis bandas favoritas y había merecido la pena.

Aunque han anunciado que se van a tomar un tiempo para sus proyectos en solitario espero que vuelvan pronto y sobre todo que lo hagan por España, seguro que intentare hacer un esfuerzo para volver a verlos.

domingo, 3 de julio de 2011

Ruta circular Orihuela del Tremedal - Mirador de Portera

La sierra de Albarracín tiene muchas posibilidades, lugares por descubrir y rutas que pueden hacer las delicias del caminante. Una de ellas es la que parte de la pintoresca localidad de Orihuela del Tremedal hasta el Mirador de Portera.

Saliendo del pueblo por al lado de la plaza de toros caminamos alrededor de kilometro y medio por la carretera que lleva a Orea para tomar el desvió que lleva al embalse de la Toba. Una vez superado el embalse continuamos por la pista hasta la fuente del Tío Mantecas, nos refrescamos un poco ya que el gran chorro de agua que sale de ella invita a echar un trago. A los pocos metros de la caseta que alberga la fuente cruzamos el arroyo de Gargantavellanos por una pista muy marcada, pronto nos damos cuenta que nos estamos saliendo de la ruta que llevamos marcada en el mapa, volvemos y tomamos otra pista que habíamos visto antes pero en unos 300 metros desaparece, asi que volvemos a la fuente del Tío Mantecas y tras sopesar si seguir por la pista principal, que consideramos que puede ser algo aburrida, encontramos una pequeña senda que va paralela al arroyo con balizas que indican que el camino va por allí. La verdad que es un sitio encantador y sobre todo fresco. Al cabo de un rato el camino comienza a desdibujarse y ante el temor de volvernos a perder optamos por volver definitivamente a la pista principal que se encuentra unos metros por encima de nosotros. Seguimos alrededor de un kilometro hasta que un nuevo cartel nos indica que tenemos que dejar la pista y adentrarnos en el bosque, allí a duras penas encontramos el camino, nos lo vamos inventando sobre la marcha hasta que llegamos a un claro en el bosque, donde tras unas formaciones rocosas, divisamos un par de casetas. Hemos llegado al mirador la portera. Disfrutamos un rato de las vistas, Orihuela al fondo, el Caimodorro la cima más alta de la sierra de Albarracín y el inmenso manto verde que forma el bosque de pino albar nos hacen disfrutar y que nos demos cuenta de la valiosa riqueza natural de la zona.

Bosque típico de la zona
Volvemos a caminar, desde este punto el camino está marcado perfectamente, una hilera de grandes piedras a cada lado hace imposible la posibilidad de perdernos, la bajada es pronunciada hasta llegar a la carretera. Cruzamos y en unos metros llegamos a la fuente de Majada las Vacas, allí Mar y yo tenemos diferentes puntos de vista de por donde seguir, al final ella tenía razón y fuimos por donde decía. En los primeros metros el camino estaba bien marcado pero pronto tuvimos que agudizar la atención para ver las señales verdes que había pintadas en los troncos de los arboles (a quien se le habrá ocurrido marcar la senda en este color tan poco llamativo). Llegamos a los Corrales de la Covatilla, unas pequeñas construcciones de piedra algo abandonadas y derruidas. Giramos a nuestra izquierda y ahora si el camino se ve claramente, seguimos por él mientras ganamos altura, la pendiente no es muy dura. En un rato alcanzamos otro mirador, desde el que se divisa otra parte del puerto. Unos metros más adelante, tras una pequeña bajada, llegamos al Santuario de Nuestra Señora del Tremedal, desde esta posición también se tiene una bonita imagen de Orihuela de Tremedal y sus inmediaciones. Bajamos por la carretera y a unos 100 metros la abandonamos para coger el camino de la izquierda, por allí descendemos a gran velocidad, eso si nos paramos a ver los ríos de piedra una curiosa formación geológicas típica de este lugar. En unos 20 minutos llegamos a la ermita de Santa Bárbara, desde allí en otros 5 minutos estaremos de vuelta en Orihuela. Ha sido una excursión de lo más interesante por unos lugares que quizá y pese a ser montañosos tenemos algo olvidados.


Track de la ruta

Al día siguiente hicimos otra pequeña excursión rodeando el cerro marinero y subiéndolo, una pequeña ruta de un par de horas ideal para echar la mañana del domingo.

Mar en la cima del Cerro Marinero

Track de la ruta