viernes, 24 de junio de 2011

El magnífico Ibón de Ip

Hoy si, hoy hemos ascendido al ibón de Ip, la excursión que teníamos prevista para la semana pasada y que tuvimos que posponer debido a la prestigiosa carrera ciclista quebrantahuesos. Nos hemos dirigido a Canfranc y justo después de pasar el pequeño pueblo hemos salido de la carretera para cruzar el puente que se alza sobre el rio que da nombre a nuestra querida tierra, Aragón. Alli en una especie de aparcamiento hemos dejado el coche y hemos comenzado a caminar por la pista que conduce hacia Canfranc estación. No hacemos caso del cartel que nos desvía hacia el pueblo que alberga la preciosa estación y continuamos por la pista principal, al kilometro y medio pasamos por debajo del puente del canfranero y la cosa comienza a ponerse dura, el camino con grandes rocas incrustadas en el suelo avisa de lo que a partir de ahora nos espera, fuertes pendientes en las que apenas hay falsos llanos en los que poder retomar el aliento, hay que estar preparado físicamente para afrontar estos primeros tramos. Tenemos suerte ya que la mañana ha salido fresca y el tupido bosque que rodea al camino impide que sudemos en exceso.

El bosque nos cobija la primera parte del camino
Tras un buen rato subiendo hay que tomar un pequeño desvío a la izquierda, hay que estar atentos ya que la abundante vegetación apenas deja verlo, unos metros más adelante nos confundimos y abandonamos el camino y subimos por el medio de un pequeño barranco, a final vas a parar al mismo sitio, pero hicimos un esfuerzo innecesario. La senda continua cruzando entre el bosque hasta que, casi de repente salimos a una verde campa. A partir de aquí ya no hay cobijo y el sol nos da de lleno, vamos por lo alto viendo el fondo del espectacular barranco y contemplando el vuelo tranquilo de los buitres que planean bajo nuestros pies.

Vertiginosa vista del barraco
Caminando hasta el fondo de este valle
Continuamos más o menos en línea recta en dirección al fondo del valle y observamos las majestuosas cimas que franquean nuestro caminar, con pena comprobamos que pese a ser finales de Junio apenas hay nieve acumulada en lo alto, este verano pese a las abundantes lluvias primaverales, se prevé bastante seco.
Llegamos a una pequeña caseta que esta acondiciona a modo de refugio, no nos detenemos mucho y un poco más adelante nos cruzamos con un par de pastores que nos comentan que nos encontramos a una media hora de nuestro objetivo. En nuestro avance y continuo escrutar todos los detalles del paisaje, comprobamos que en lo alto a nuestra izquierda hay una pista que luego nos enteraríamos que viene desde Canfranc estación y que sirvió para llevar la maquinaria que se utilizo para la construcción del embalse.

La presa con en manto de cesped verde
Por fin divisamos la presa, nos sorprende gratamente que la hayan cubierto con un manto de césped para no desentonar con el entorno, pero comprobamos que en las inmediaciones el terreno está algo movido y deteriorado por las obras y como hay un montón de casetas que según creo pertenecen a la compañía eléctrica.

Vista del ibón desde la presa
Aunque teníamos conocimiento del embalse pensábamos que nos íbamos a encontrar un lugar algo más salvaje, supongo que es el precio que hay que pagar para que podamos disfrutar de agua y electricidad todo el año. Subimos a lo alto de la presa por el camino que hay a la izquierda y al fin divisamos las aguas azules del ibón. Vimos que por allí no hay ningún sitio por donde bajar para refrescarnos en sus aguas y optamos por buscar uno por la parte trasera, así que lo rodeamos por lo alto de una loma hasta que en unos diez minutos llegamos a un lugar de nuestro agrado desde el que tenemos una privilegiada visión de todo el ibón y de las montañas que con el deshielo de las nieves que acumulan durante el invierno lo abastecen de agua.

Un lugar con vistas privilegiadas
Panoramica del Ibón
Pico d’Pala (2779 m.), Punta Escarra (2748 m.), Pico Balsera (2704 m.), Punta d’Agila (2681 m.), Punta Bucuesa (2765 m.), Peña Nevera (2721 m.), Colladareta (2729 m.) y la mítica Collarada (2886 m.) arropan y dan forma a este lago para que los excursionistas como nosotros podamos disfrutarlo.


Track de la ruta

sábado, 18 de junio de 2011

Tozal de Guara, Algo mas que una montaña

La carrera ciclista Quebrantahuesos nos ha obligado a cambiar de planes, el valle de Tena y el del Aragón estarán cortados al tráfico lo que los hace casi inaccesibles. Asi que rápidamente buscamos algo alternativo y nos dirigimos a la Sierra de Guara que pese a su belleza y cercanía parece que la tenemos algo olvidada. Como ya va siendo hora de hacer alguna ascensión más durilla nos fijamos el ambicioso objetivo del Tozal de Guara, el punto más alto de la sierra. Por su altura, 2077 metros, puede parecer una montaña asequible pero no hay que dejarse engañar ya que hay que salvar 1300m. de desnivel para llegar a su cumbre.

Vista del Tozal de Guara desde su vertiente norte
De las varias opciones que hay para su ascensión escogimos la que sale desde Nocito que según habíamos podido leer, y posteriormente comprobamos, es la más bonita. Justo desde el camping de la localidad sale una pista que va paralela al rio Bail. Seguimos un par de kilómetros, que nos sirven para calentar las piernas, hasta llegar a unos carteles que indican que nos encontramos en la Sierra de Guara. Tomamos el camino a la izquierda para cruzar el rio por primera vez, nos ayudamos de las piedras que hay colocadas para pasar a la otra orilla, un poco más adelante volvemos a cambiar de margen y nos metemos en un estrecho cañón con abundante vegetación y con unas pozas en el rio que invitan al baño. Mientras avanzamos tenemos que cruzar el rio alguna vez mas, hasta en ocho ocasiones hay que vadearlo, en la última no hubo más remedio que descalzarse ya que había bastante profundidad.

El rio que tuvimos que cruzar varias veces
Una vez dejado atrás el serpenteante rio empieza la ascensión propiamente dicha, la pista de forma repentina se torna empinada, eso si, tenemos la suerte que el bosque nos da su sombra y frescor en estas primeras rampas, las hayas y los pinos nos acompañan hasta que llagamos al collado de Chemelosas. Alli volvemos la vista atrás y mientas tomamos algo de aire y nos refrescamos admiramos la bonita estampa que dibuja el Pirineo en el horizonte, las tres sorores e incluso la brecha de Roldan se aprecian claramente.

Vista del Pirineo desde el collado de Chemolas

Otra vista del Collado de Chemolas
Descendemos un poco para reanudar la subida que vuelve a ser durilla y más ahora que ya no tenemos tantos arboles dándonos su cobijo. Hemos completado otro tramo llegando al puerto de Petreñales, tomamos el camino que sale a la izquierda para llegar a la vertiente sur del Tozal. Otra vez bajamos un poco hasta que llegamos a un lugar llamado el Raso de los Hongos desde donde volveremos a tomar altura, aprovechamos los últimos signos de vegetación ya que desde aquí a la cima el sol nos va a dar de lleno. Antes de emprender el asalto a la cima comtemplamos como el embase de Calcón queda a nuestros pies, las curiosa formaciones rocosas que predominan en esta sierra y como a lo lejos la sierra va perdiendo altura para llegar a la planicie de la Hoya de Huesca. Estamos disfrutando mucho.

Embalse de Calcón y Hoya de Huesca al fondo
Nos metemos de lleno en un tenue camino que está flanqueado por arañones, incluso tenemos que utilizar las manos en algún tramo para progresar. Llegamos a un cartel que nos indica dos posibles rutas una por la pedriza y otra por abadejo, escogemos la última que se nos antoja más asequible y seguimos sorteando arañones, intentando seguir los hitos, todo mientras ganamos altura a cada paso que damos. Tras un rato enlazamos con el camino de la pedriza por la que tenemos que subir unos metros, y menos mal que es poco ya que este tipo de terreno me parece odioso. Llegamos a una pequeña pared por la que hay que realizar una fácil trepada, una vez salvado este último obstáculo apenas nos separan cien metros de la cumbre. El tramo final ha sido duro, en poco más de kilometro y medio se ascienden unos 400 metros.

En la cima coincidimos con otros montañeros, firmamos el libro que se guarda en el monumento que indica que nos encontramos en la cumbre y por fin tuvimos una vista periférica de todo el paisaje que hasta ahora habíamos visto por separado, Pirineos, sierra de guara, Peña Oroel y hoya de Huesca todo al alcance de nuestras vistas. Al fin nos hacia un día bueno, pudimos comer y estar un buen rato disfrutando en la cumbre, por primera vez en mucho tiempo no tuvimos que bajar a toda velocidad perseguidos por el mal tiempo o por una nube tormentosa. Aunque es necesario que llueva y mas este año que el invierno ha sido poco generoso en precipitaciones, alguna vez nos apetece hacer una excursión sin tener que utilizar los chubasqueros.

Después de mucho tiempo un día soleado en la cumbre
Sopesamos la posibilidad de bajar por otro lado y hacer una ruta circular que habíamos visto mientras preparábamos y recopilábamos datos de la excursión de hoy pero como no teníamos muy claro el camino decidimos volver por el mismo sitio y deshacer lo andado para regresar a Nocito y poner punto y final a esta ascensión que nos había gustado bastante más de lo que pensábamos y que había superado todas nuestras expectativas. Totalmente recomendable.


Track de la ruta

domingo, 12 de junio de 2011

Ibones de Arriel (o casi)

Abrimos la ventana de la habitación del hotel y ¡Oh, maravilla! ¡Que día mas esplendido! Ya podía haber salido asi ayer. Como las previsiones meteorólogas eran bastante malas casi habíamos desistido de lanzarnos a la montaña. Durante el desayuno decidimos que hacer. A Mar le apetecía hacer algo suave pero a mí el cuerpo me pedía marcha (para suave ya habíamos estado en Gavarnie), asi que poco a poco la convencí para subir a los Ibones de Arriel.

Nos dirigimos al embalse de la Sarra, de allí sale el camino que durante los primeros kilómetros es común para subir al ibón de Respumoso. Me parecía increíble con el mal tiempo que hizo ayer y lo radiante que estaba todo hoy, además el Pirineo en esta época de año está en su máximo apogeo, verde por todas las partes, flores alli donde mires, nieve en las cimas y sobre alguna ladera, barrancos que bajan llenos de agua del deshielo para alimentar al rio Aguas Limpias. La verdad que desde que voy a la montaña con Mar he aprendido a apreciar mucho más estas cosas y me fijo en cada pequeño detalle del paisaje, antes era ponerme la mochila, fijar un punto en el mapa y a toda pastilla hasta el objetivo.

El día habia salido radiante
El Pirineo en su maximo esplendor
Apaciblemente, sin apenas darnos cuenta, llegamos al desvío hacia los ibones, una placa en la roca lo indica claramente. Lo que hasta el momento había sido una asequible subida se torno en una dura ascensión, en un principio tuvimos que trepar por unas rocas, no muy difíciles pero hay que ayudarse de las manos para poder ascender. Tras esto el camino se suaviza un poco. Llegamos al barranco de Arriel siguiendo los hitos pero de repente ya no vimos mas, estuvimos unos minutos buscando hasta que vimos que el camino continuaba por el otro lado, es preferible perder un poco de tiempo que meter la pata y perderse. Cruzando el riachuelo, la cosa pintaba chunga, había una fuerte pendiente con rocas sueltas. Con calma comenzamos a subir, el desnivel que se gana en poco rato es elevado y no es cuestión llegar con la lengua fuera. Me recordaba mucho a la pendiente que tuvimos que superar el año pasado para ascender Peña Forca, lo que pasa es que en la de hoy la piedra es más grande y no das un paso y te vas para abajo dos. Superado el predrizal la senda se vuelve más llevadera hasta llegar a la parte alta del barranco, allí hay un pequeño embalse para regular el caudal del primer ibón, cruzamos por la presa y seguimos ascendiendo por la senda que hay a la derecha, todo está muy bien marcado y si se presta atención es difícil perderse.

El precioso Ibón Bajo de Arriel
En cinco minutos llegamos al ibón bajo, es pequeñito pero precioso. Sugerí seguir pero Mar dijo que ya valía por hoy, yo estaba convencido que había más ibones, pero me había dejado el mapa en el coche, lo había estado mirando durante el desayuno y se me había olvidado volver a meterlo en la mochila. Como vi que Mar estaba algo cansada y que unas nubes con muy mala pinta venían de los valles adyacentes no insistí y nos bajamos por el camino que lleva a Respumoso y que sale de alli mismo.

Vista del embalse de Respumoso
En unos minutos tras girar por la ladera ya se ve el inmenso embalse, su presa y los picos Gran Faxa, Pico Llena Cantal o el Pico dera Forqueta entre otros. Seguimos por el camino, que discurre sin apenas perder altitud, disfrutando de las vistas que te da ir por lo alto del valle, solo en el ultimo kilometro se desciende para llegar a la presa. Alli contemplamos el paisaje durante un rato y emprendimos el regreso por la pista principal, eso si a toda velocidad que las nubes que habíamos vistos antes ya habían empezado a descargar en las montañas de enfrente. Cuando llevábamos completado la mitad de nuestro retorno la lluvia hizo acto de presencia, eso si de manera suave, incluso resultaba agradable, pero otro día que no nos libramos del agua, este año le estamos dando buen rendimiento a las capas.


Track de la vuelta

jueves, 9 de junio de 2011

Circo de Gavarnie, el Ordesa francés

En el verano del 2008 subí con Diego al Casco (3006m.) y primero desde el refugio de Serradent y después desde la cima vi la Gran Cascada de Gavarnie, me dejo impresionado. Desde entonces me había encaprichado de ver esa inmensa cascada desde abajo, justo desde sus pies, de ver ese precioso valle que había visto en cientos de fotografías. Sabía que era una excursión de las que llamo de dominguero y que suelo odiar pero aun así me apetecía mucho hacerla.

Para llegar al Circo de Gavarnie desde Zaragoza con el coche la cosa no está muy bien, hay que dar mucha vuelta, así que lo preparamos bien y el viernes por la tarde, después de salir del trabajo nos desplazamos a Sallent de Gallego para hacer noche allí. Por la mañana temprano cogimos el coche, cruzamos la frontera por el Portalet y entre preciosos paisajes poco a poco fueron cayendo los kilómetros y los pueblos, Gabas, Eaux Chaudes, Laruns, Bielle, Louvie-Juzon, Saint-Pe de Bigorre, Lourdes, Luz Saint Sauveur, Gèdre y al final, después de algo más de 2 horas y media, Gavarnie.

Panorámica del valle
Lo primero que nos dimos cuenta nada más llegar es que la localidad de Gavarnie está claramente enfocada al turismo, tiendas de suvenires y de ropa de montaña por todas partes, restaurantes, hoteles, alquiler de caballos, etc. Tienen un filón y claramente lo están explotando.

Como viene siendo habitual el día nos salió bastante nublado y la lluvia amenazaba. Las maravillosas vistas que esperábamos ver las cubrían las nubes que se habían metido en el fondo del valle. Nos pusimos en marcha por la pista que sale al final del pueblo y que trascurre paralela al rio. Muchas veces le tomo el pelo a Mar después de hacer una excursión de varias horas diciéndole que ha sido un paseo, pero está en realidad lo es, la pista es tan ancha y esta tan bien aplanada que pasan hasta todo terrenos de gente que va al hotel, de hecho nos paso uno. Muchas veces me he pensado que Ordesa está masificado pero aquí en Gavarnie es demasiado y eso que este día el tiempo no invitaba mucho al excursionista, no me quiero imaginar lo que será en un día de verano. En algo más de 45 minutos llegamos al Hotellerie du Cirque. La cascada ya casi se podía tocar pero las cumbres de más de 3000 metros seguían sin poder divisarse. En este punto por fin termina la pista y ya nos adentramos en una senda típica de montaña. La distancia nos engaña, parece que vamos a llegar en unos minutos pero el repecho de piedra suelta que hay en el último kilometro se hace algo más duro de lo que pensábamos. Por fin llegamos a la meta, estar justo a los pies de la cascada es una sensación increíble, el viento que levanta el agua al golpear el suelo es impresionante, el enorme estruendo, el agua pulverizada que apenas te permite abrir los ojos, verdaderamente te hacen sentir la fuerza de la naturaleza. No pudimos estar mucho rato ya que el frio y la humedad se empiezan a meter por todo el cuerpo.

Vista de la Gran cascada con las nubes cubriendo la parte alta de la pared
A unos metros de nuestro objetivo
De regreso, para no perder la costumbre de nuestras ultimas andanzas por el Pirineo, comenzó a llover. Nos cobijamos en el Hotellie y aprovechamos para almorzar. Decimos volver por el camino de la Cabane de Pailla que sale justo detrás del hotel. La verdad que merece la pena, no está nada transitado, solo nos encontramos a otra pareja, y las vistas del valle desde la altura son inmejorables. Al cabo de un rato encontramos un cartel que marcaba el desvío al refugio de Espuguettes, nos acercamos un poco para verlo desde la distancia y saber donde se sitúa, nunca se sabe si algún día necesitaremos saber su ubicación exacta. Tras localizarlo bajamos al pueblo y pusimos fin a nuestra excursión.

Una jornada casi perfecta
No había estado mal pero por culpa del maldito tiempo y de las nubes que nos habían impedido ver el valle en todo su esplendor, me quede con la misma sensación que te quedas cuando haces un examen y estas convencido que vas a sacar un sobresaliente y al final apruebas por los pelos. Ya estoy pensando en meternos una paliza y volver otra vez a pie desde Bujaruelo.

De regreso a Sallent tomamos otra carretera para pasar por el Col d’Aubisque, el mítico puerto de montaña que habitualmente se asciende en el Tour de Francia y en el que los más grandes del deporte de la bicicleta han dejado grabado su nombre a base de esfuerzo y sufrimiento. He de decir que me pareció brutal, 17Km de ascensión con tramos de hasta el 12% de desnivel. Iba cómodamente de copiloto en el coche y me estaba cansando de solo pensar la paliza que debe ser subirlo en bici.


Track de la ruta