domingo, 30 de junio de 2013

Miradores de Molar y Punta Acuta

Otra vez me tocaba salir a la montaña en solitario, en estos casos hay que dejar los recorridos difíciles y elegir rutas algo más transitadas, nadie está a salvo de una torcedura de tobillo o algún pequeño accidente. Ya que estaba en la zona me decante por hacer el PR HU-129 que lleva desde la localidad de Torla a los miradores de Molar, para luego según me encontrase de fuerzas y de tiempo ir añadiendo algún tramo más. En principio hay que superar unos de mil metros de desnivel pero cualquier persona habituada a la montaña y con un nivel físico aceptable la puede hacer sin problemas. Otra cosa importante para esta excursión es que hay que abastecerse bien de agua ya que no hay lugares para hacerlo a lo largo del recorrido.

Río Ara al amanecer
En el frescor del bosque
Todo bosque esconde grandes maravillas
Empecé a caminar bastante temprano en el desvió que dirige al Camping Ara a la salida del pueblo. Superado el centro vacacional tome el camino que sale a la izquierda dejando la pista que utilizan los taxi 4x4 que te llevan a los miradores de Ordesa. La primera parte del camino discurre entre el medianil de pequeños huertos para luego adentrarse en el bosque. Más o menos a la hora de haber comenzado salí de la zona boscosa y llegue a la Ermita de Santa Ana. Me tome un pequeño respiro ya que por lo que podía ver a partir de ahora el camino subía con decisión. Esta parte es menos sombría y el recorrido esta flanqueado por matorral bajo. Seguí subiendo y cuando al cabo de un rato mire hacia abajo pude ver lo que había ascendido en poco tiempo, la ermita se veía diminuta.

Ermita de Santa Ana
Gran subida en poco rato
Casi imposible perderse
Volví a salir a la pista para por un desvío bien señalado adentrarme de nuevo en el bosque, lo que agradecí bastante, eran las primeras horas de la mañana pero el sol ya calentaba bastante. Poco me duro la alegría ya que al cabo de unos 20 minutos salí definitivamente a la pista por la que continué mientras a mi izquierda contemplaba la silueta del pico Otal. Algo más adelante, en medio del camino, me tropecé con un rebaño de cabras. Mientras avanzaba y observaba como salían corriendo al notar mi presencia llegue a los carteles que indicaba que había llegado al primero de los miradores.

Pico Otal
Queso y cabritillo asado
Ya casi estoy en el mirador
Enseguida comencé a hacer fotos, el Mondarruego, Tozal del Mallo, Circo de Carriata, al fondo el Taillón, y a la derecha punta Gallinero, todos plasmaron su luz en el sensor de la cámara. En el mirador coincidí con un hombre que había subido por la pista en bicicleta, la verdad que debe ser duro subir casi mil metros de desnivel sobre dos ruedas. Seguí algo más hacia la izquierda hasta otro mirador que se encuentra al lado de unas antenas, aunque las vistas son bastantes similares al anterior tiene como aliciente poder ver en primer plano el Pico Otal y la entrada al valle de Bujaruelo.

Uno de los mejores miradores del Pirineo
Sobran las palabras
Vista hacia el Valle de Bujaruelo
Volví a los carteles y después a la pista, anduve por ella con el siguiente objetivo a la vista, Punta Acuta, pero en vez de tirarme recto hacia la cima la rodee hasta llegar al mirador de la herradura. Desde él se tiene un primer plano espectacular del Rincón de Cotatuero y su cascada que en esta época de deshielo se muestra en plenitud. Ahora si, ya solo quedaba ascender a Punta Acuta. No se veía un camino claro pero subiendo campo atreves no entraña ninguna dificultad. En su cima aproveche para comerme el almuerzo, como siempre en plena naturaleza y con unas vistas espectaculares el bocadillo sienta mejor.

Rincón de Cotatuero
Cima de Punta Acuta
Ordesa siempre regala grandes estampas
Pista a Nerin y Cuello Gordo
Aun me encontraba con fuerzas así que pensé volver por la senda de los cazadores para bajar a la pradera de Ordesa y desde allí tomar el autobús que me dejase de nuevo en Torla. Tanto en el mapa que llevaba como en el GPS me marcaba que había camino que unía el lugar donde me encontraba con la famosa senda, pero sobre el terreno no se veía nada, además el terreno no era muy estable y había bastante pendiente así que decidir no arriesgar y volver por donde había venido.

Aquí debería seguir el camino
Cruel naturaleza
Uno de mis mayores vicios, remojarme los pies en el río Ara después de una excursión
Me quede con un sabor agridulce, estaba haciendo un día fantástico, estaba viendo un paisaje esplendido y todavía me quedaban fuerzas, pero estos son los inconvenientes de salir solo al monte.

Track de la ruta

domingo, 23 de junio de 2013

Nuestra iniciación al barranquismo

De la infinidad de cosas que aún me quedan por hacer en el mundo de la montaña el barranquismo era una de ellas. Como viene siendo habitual en los últimos meses nos volvimos a unir al club de montaña Lo Bisaurin, ya que tenían previsto descender el emblemático barranco de Mascun este fin de semana. Por desgracia o por suerte (ya que para un neófito igual este barranco es demasiado duro) las importantes tormentas que cayeron esta semana en el Pirineo, sobre todo en la zona de Benasque, nos han obligado a cambiar de planes. Los barrancos de la Sierra de Guara están a tope de agua y los hace imprevisibles y sobre todo peligrosos.

Los mas pequeños practican con el equipo en la vía ferrata

Vista desde el collado de San Salvador
El grupo en el collado
Como alternativa se decidió hacer el Barranco de San Martín de la Val de Onsera, que habitualmente se encuentra seco pero que en estos días lleva bastante agua. Como en el grupo había gente experimentada en este tipo de terrenos y novatos como nosotros se contó con los servicios de Patxi, Pep y Aroa de Val de Echo Activa  para guiarnos y sobre todo para garantizar la seguridad.
Mar y yo ya habíamos hecho la excursión hasta la ermita de San Martín hace dos años, pero esta vez fue algo distinto, cargados con los neoprenos, cascos, arneses y unos pocos víveres emprendimos la marcha. Justo antes alcanzar el collado de San Salvador hay una pequeña vía ferrata que no entraña dificultad pero que sirvió para que los más pequeños hicieran prácticas con el material.
 
Ermita de San Martín de la Val de Onsera
Enfundando en mi nueva piel
Un remojo en la cascada antes del descenso
Bajamos al barranco y nos dirigimos a la Ermita de San Martín allí comimos un poco a la vez que disfrutábamos con la preciosa cascada. Tras reponer fuerzas por fin nos enfundamos los neoprenos. Bajamos la primera parte del barranco entre abundante vegetación.
Nuestra nueva prenda nos aislaría de agua pero en estos momentos nos estaba dando un calor enorme y la sensación de agobio era total. Después de un rato pasando calor encontramos los primeros indicios de agua, que aprovechamos para refrescarnos un poco. Algo más adelante llegamos al primer obstáculo de la tarde, lo que sería nuestro rapel inaugural. Los guías montaron las cuerdas y nos dieron instrucciones de lo que teníamos que hacer. Uno a uno nos fuimos enfrentando a la baja. Superado el primer contacto con las cuerdas ya estábamos pensando en el siguiente.

Dani preparado para enfrentarse a su primer rapel
Las estrechas paredes del barranco de San Martín

Un pequeño respiro
Para este, un rapel de 10 metros, los monitores decidieron bajarnos a mano, lo que en principio no parecía nada interesante resulto ser de lo más divertido, bajar colgado como “un jamón” mientras te va cayendo el agua encima fue una autentica gozada. Seguimos bajando el barranco pero de vez en cuando mirábamos hacia arriba y alucinábamos con la altura y lo estrecho del lugar. Cada rapel era distinto al anterior, en unos tenías que bajar de lateral, en otros había pocos apoyos, en alguno apenas había agua y en otros el líquido elemento te golpeaba con fuerza en la cara.

Roberto baja con gran destreza
El pequeño barranquista

Uno de los últimos rapeles
Superados los 9 rapeles y alguna bajada tipo tobogán ya habíamos terminado nuestro primer barranco, quizá había echado de menos algún salto a alguna poza, pero los rapeles habían sido muy interesantes.

Estoy convencido que el año próximo repetiremos.