domingo, 23 de junio de 2013

Nuestra iniciación al barranquismo

De la infinidad de cosas que aún me quedan por hacer en el mundo de la montaña el barranquismo era una de ellas. Como viene siendo habitual en los últimos meses nos volvimos a unir al club de montaña Lo Bisaurin, ya que tenían previsto descender el emblemático barranco de Mascun este fin de semana. Por desgracia o por suerte (ya que para un neófito igual este barranco es demasiado duro) las importantes tormentas que cayeron esta semana en el Pirineo, sobre todo en la zona de Benasque, nos han obligado a cambiar de planes. Los barrancos de la Sierra de Guara están a tope de agua y los hace imprevisibles y sobre todo peligrosos.

Los mas pequeños practican con el equipo en la vía ferrata

Vista desde el collado de San Salvador
El grupo en el collado
Como alternativa se decidió hacer el Barranco de San Martín de la Val de Onsera, que habitualmente se encuentra seco pero que en estos días lleva bastante agua. Como en el grupo había gente experimentada en este tipo de terrenos y novatos como nosotros se contó con los servicios de Patxi, Pep y Aroa de Val de Echo Activa  para guiarnos y sobre todo para garantizar la seguridad.
Mar y yo ya habíamos hecho la excursión hasta la ermita de San Martín hace dos años, pero esta vez fue algo distinto, cargados con los neoprenos, cascos, arneses y unos pocos víveres emprendimos la marcha. Justo antes alcanzar el collado de San Salvador hay una pequeña vía ferrata que no entraña dificultad pero que sirvió para que los más pequeños hicieran prácticas con el material.
 
Ermita de San Martín de la Val de Onsera
Enfundando en mi nueva piel
Un remojo en la cascada antes del descenso
Bajamos al barranco y nos dirigimos a la Ermita de San Martín allí comimos un poco a la vez que disfrutábamos con la preciosa cascada. Tras reponer fuerzas por fin nos enfundamos los neoprenos. Bajamos la primera parte del barranco entre abundante vegetación.
Nuestra nueva prenda nos aislaría de agua pero en estos momentos nos estaba dando un calor enorme y la sensación de agobio era total. Después de un rato pasando calor encontramos los primeros indicios de agua, que aprovechamos para refrescarnos un poco. Algo más adelante llegamos al primer obstáculo de la tarde, lo que sería nuestro rapel inaugural. Los guías montaron las cuerdas y nos dieron instrucciones de lo que teníamos que hacer. Uno a uno nos fuimos enfrentando a la baja. Superado el primer contacto con las cuerdas ya estábamos pensando en el siguiente.

Dani preparado para enfrentarse a su primer rapel
Las estrechas paredes del barranco de San Martín

Un pequeño respiro
Para este, un rapel de 10 metros, los monitores decidieron bajarnos a mano, lo que en principio no parecía nada interesante resulto ser de lo más divertido, bajar colgado como “un jamón” mientras te va cayendo el agua encima fue una autentica gozada. Seguimos bajando el barranco pero de vez en cuando mirábamos hacia arriba y alucinábamos con la altura y lo estrecho del lugar. Cada rapel era distinto al anterior, en unos tenías que bajar de lateral, en otros había pocos apoyos, en alguno apenas había agua y en otros el líquido elemento te golpeaba con fuerza en la cara.

Roberto baja con gran destreza
El pequeño barranquista

Uno de los últimos rapeles
Superados los 9 rapeles y alguna bajada tipo tobogán ya habíamos terminado nuestro primer barranco, quizá había echado de menos algún salto a alguna poza, pero los rapeles habían sido muy interesantes.

Estoy convencido que el año próximo repetiremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario