martes, 29 de mayo de 2012

Circular Alquezar – Asque

Nada mejor que aprovechar una mañana de domingo teniendo contacto con la naturaleza. Pusimos el despertador a las 7 de la mañana (lo que fastidia su sonido entre semana y lo rápido e ilusionados que nos levantamos para hacer algo que nos gusta) y tras un rápido desayuno pusimos rumbo a Alquezar, uno de los pueblos mas bonitos y populares de la Sierra de Guara.

Mar bajando hacia las pasarelas del rio Vero
Cueva de Picamartillo
Tras casi dos horas de coche llegamos a la preciosa localidad. Aunque para hacer esta ruta hay un camino directo que sale desde la entrada de Alquezar, primero preferimos bajar por las pasarelas del rio Vero, que son una delicia para la vista además hay unos cuantos puentes de madera para evitar la erosión que seguro que hacen las delicias de mas de un joven excursionista. Al final de la bajada y antes de subir a la pasarela que cuelgan sobre el rio, nos desviamos un par de minutos para llegar a la cueva de Picamartillo un encantador lugar en el que el Vero ha ido haciendo de las suya con el paso del tiempo. Ahora si, subimos por la pasarela que se tiende sobre el rio y continuamos un poco mas hasta llegar al antiguo molino, ojo en este punto que los que superamos la estatura media tenemos que agachar el riñón. Seguimos unos metros más para meternos en una pequeña covacha, tras ellas más pasarelas hasta llegar a la central eléctrica que abastece de energía a Alquezar. Empezamos a subir hasta encontrarnos con el camino que comente antes y que bajaba directamente del pueblo.

Contemplando el rio sobre la pasarela
Viejo molino
Me esta encantando
Alquezar
Otro rápido descenso hasta llegar al puente de Fuentebaños, lo cruzamos y de nuevo nos dispusimos a ascender un fuerte repecho, aquí el paisaje cambia radicalmente, dejamos atrás el frescor que nos daba el rio para entrar en un reino de piedra y matorral bajo. Al cabo de un rato la pendiente de la pista se fue suavizando y ya solo tuvimos que llanear un par de kilómetros hasta alcanzar Asque mientras disfrutábamos del verde paisaje tocado por la primavera. En este tramo solo nos encontramos con un rebaño de ovejas que nos balaban desafiantes.

El reino de las rocas
Mañana primaveral
Asque
Pasamos el pequeño pero acogedor Asque y tomamos una amplia pista que sale por la parte superior y que te lleva al puente de Villacantal. El camino durante unos tres kilómetros aproximadamente esta en perfectas condiciones, ancho y bien aplanado, pero al llegar a un cartel indicador que se encuentra al lado de una pequeña edificación la cosa cambia de manera radical, se empieza a descender de forma rápida hacia el barranco de Lumos y la fuerte pendiente unida a la erosión hacen que el camino sea un mar de rocas sueltas.

Bajada al barranco de Lumos
Pasamos el barranco de Lumos y tras un par de requiebros del camino volvimos a entran en el cañón del rio Vero, desde nuestra posición ya divisábamos el puente de Villacantal, descendimos hasta el, ciertamente es un lugar precioso y que invita a quedarse un buen rato.

Puente de Villacantal
Cañón del rio Vero
Tras disfrutar del entorno volvimos a la marcha, nos quedaba un buen repecho. Desde abajo daba la impresión que seria interminable pero se hizo más llevadero de lo esperado hasta llegar al collado de San Lucas desde donde se divisa Alquezar. Antes de terminar la excursión en una especie de mirador nos comimos el bocadillo disfrutando del agradable día y las magnificas vistas.
Cuando ya nos quedaba nada que llevarnos a la boca bajamos al pueblo, que dista a medio kilometro, para poner fin a la excursión, no sin antes disfrutar de los encantadores rincones que la localidad ofrece.


Track de la ruta

miércoles, 16 de mayo de 2012

A por el cuarto. El Espelungueta

El Espelungueta es un fácil y accesible monte de, aproximadamente, 1900 metros con unas espectaculares vistas e ideal para que Daniel subiera su cuarto pico, tras el Puchilibro, la Peña Oroel y el Pazino. Por fin volvió a acompañarnos Mar que ya se ha recuperado de sus problemas de espalda, aun asi nos repartimos sus cosas en nuestras mochilas para que no llevase peso evitándole alguna posible recaída.

Daniel marcando el paso en el inicio de la ascensión
Partiendo del refugio de Lizara tomamos el camino que lleva al collado de Foratón, al poco rato paramos en la Fuenfria donde echamos un trago y llenamos nuestras cantimploras con su excelente y fresca agua. Continuamos tranquilamente para un poco más arriba desviarnos a la izquierda abandonando la pista principal para encarar nuestro objetivo. En un recodo del camino nos encontramos con un nevero donde Dani se lo paso en grande “esbarizando el culo” como se dice aquí en Aragón.

Tomando un respiro en la Fuenfria
Camino algo desdibujado
Vista del Bisaurin
Seguimos por mitad de la ladera, justo por debajo de las denominadas crestas del gallo, sorteando barrancos por unos caminos poco marcados y en los que hay que estar atento para no salirse.
Plácidamente, con algo de conversación, unas risas, disfrutando del paisaje y del excelente día, habíamos alcanzamos la parte trasera del Espelungueta sin apenas darnos cuenta. Antes de encarar la parte final de la ascensión, estuvimos  viendo a lo lejos  como un par de sarrios subían y bajaban las laderas con una facilidad y agilidad asombrosa.
En los últimos metros tuvimos que subir por una corta pedrera que lleva a una especie de balcón que se tiende sobre un cortado, pero no hay que tener miedo que es bastante ancho, superado este pequeño tramo alcanzamos la cumbre.

Al fondo la cima del Espelungueta
¡Bien!, prima. ¡Bien!
Foto de equipo
Ya llevo cuatro
Como no podía ser de otra forma estuvimos un buen rato alli apreciando cada detalle del paisaje y dando cuenta del almuerzo que es el otro gran placer de subir montañas.
La bajada fue algo complicada ya que decidimos descender campo a través, y en algunos puntos la pendiente era bastante fuerte, sobre todo en la zona boscosa ya que había que ir sorteando algunas ramas, aun así se hizo bastante llevadera ya que en un principio Daniel y luego todos los demás, aprovechamos cualquier resquicio de nieve para empezar una guerra de bolazos. Tras un buen rato de baja encontramos el camino principal que en unos 20 minutos nos dejo de vuelta en el refugio de Lizara.

A unos metros del refugio de Lizara
 

Track de la ruta

lunes, 14 de mayo de 2012

Daniel en el museo del Serrablo

En más de una ocasión Dani nos había expresado su deseo de ver el museo del Serrablo, asi que en el momento que hemos tenido oportunidad lo hemos llevamos, ya se sabe que no hay que quitarles la ilusión a los niños y mas si es para aprender.


El museo se encuentra a las afueras de Sabiñanigo en una preciosa y típica casa de la zona que antaño servía de batan. En el podemos hacernos una idea de cómo se vivía en el pasado en la zona pirenaica a través de utensilios, herramientas y vestimentas que se utilizaron hasta bien entrado el siglo XX y que a raíz de la industrialización y despoblación que esta trajo consigo han caído en desuso pero, gracias al museo y a las donaciones, no caerán en el olvido. Junto a la colección de enseres también se puede contemplar obras del escultor oscense Ángel Orensanz que dan un contrapunto de lo más interesante.

Una de las salas del museo
Daniel atento a las explicaciones de su madre

Pedrón y Daniel en la falsa del museo
También pudimos ver a Pedrón, el diablillo que vivía en Escartín, que hace unos años se instalo en la falsa del museo y cuya misión es este mundo es estar al lado de los niños que lo necesitan.
Personalmente lo que más me llamo la atención fue la bonita y a la vez triste historia de una vieja acordeón que se encontraba en la sección de instrumentos musicales.

Una acordeón con historia
Sin duda una visita de lo mas recomendable.