sábado, 27 de julio de 2013

Intento al Cilindro Marboré

Al fin había llegado el día que hace tiempo había marcado en el calendario, una de las ascensiones que mas ganas tenia y uno de los platos fuertes de la temporada, la subida al Cilindro Marboré. El viernes por la tarde quedamos con el resto de los “Bisaurines” en Nerin, allí tomaríamos el autobús que nos dejaría en Cuello Arenas. Desde este lugar fuimos caminando hasta el refugio de Goriz mientras una vez mas alucinamos con las preciosas imagenes que el valle de Ordesa nos ofrecía, esta vez con las luces del atardecer.

¡Qué ganas le tengo al de la izquierda!
Gradas de Soaso desde la altura
El atardecer le da un toque especial a Ordesa
Caminando hacia Goriz
Monte Perdido, Cilindro y Cola de Caballo
Llegando al Refugio
Como siempre el refugio estaba lleno de excursionistas y montañeros y por lo que pude comprobar las obras de ampliación están bastante abanzadas. Llegamos justo para el segundo turno de cenas y como viene siendo habitual cada vez que pasamos por un refugio cenamos lentejas. Sin casi tiempo a digerirlas dejamos todo preparado para no perder mucho tiempo por la mañana y nos echamos a dormir. A mí al menos me costó un rato, entre la abundante cena, los sonidos habituales de los refugios y que estaba algo ansioso por el reto que teníamos delante tarde un rato en caer en brazos de Morfeo. Cuando al fin lo hice soñé como subíamos por el camino que sale del refugio, como llegábamos al Ibón Helado, como subimos con la ayuda de las cuerdas, soñé que nuestros pies pisaban sobre los 3328 metros de la cumbre, soñé con unas espectaculares vistas y que los Bisaurines lo pasábamos fenomenal y nos hacíamos la típica foto en la cima, también soñé que descendíamos rapelando por la canal y que volvíamos contentos y satisfechos al refugio.

A las 6.30 sonó el despertador. Como es habitual en este tipo de ascensiones nos levantamos temprano. El desayuno cayó en un santiamén y con las primeras luces del amanecer comenzamos a caminar. Había algunas nubes altas y una incrustada en la cima de nuestro objetivo pero aunque para última hora de la tarde estaban anunciados fenómenos tormentosos, daba la sensación que íbamos a tener un buen día y que la ventana de buen tiempo se alargaría hasta el momento del descenso.

Hacia el sur el día salio perfecto
Hacia el norte no tanto
¡Que contenta esta Mar
Grandes bloques de piedras
Pronto el grupo se dividió en dos ya que los más jóvenes del club empezaron a tirar desde las primeras rampas gracias a las alas que les daban sus piernas frescas. Poco a poco fui recordando los lugares por los que ya había pasado hace unos años cuando subí al Monte Perdido: Un paso estrecho en el que hay que utilizar las manos, una enorme pared que queda a la derecha y un laberinto de grades rocas. A medida que íbamos ascendiendo y mi memoria iba refrescandose las nubes que al amanecer se mostraban amables ahora ya no presagiaban nada bueno, en poco rato se fueron metiendo en el collado hacia el que nos dirigíamos haciendo bajar drásticamente la temperatura y dejando un entorno de densa niebla. Cuando vimos descender a los primeros grupos de montañeros que llevaban intención de subir el Perdido nos temimos lo peor. Aún asi seguimos algo más cruzando unos pequeños neveros hasta alcanzar el collado del Lago Helado, que por cierto no pudimos ver.

La cosa se estaba poniendo algo fea
Pero seguimos hacia delante
Neveros en el camino
Asi se veía el Lago Helado
Allí resguardados al abrigo de unas rocas nos comimos el almuerzo esperando el milagro que al final no se produjo. Tristemente tuvimos que renunciar y no nos quedó más remedio que descender al refugio. En esas condiciones era inútil y sobre todo peligroso cualquier intento de hacer cima. No todas las excursiones que hacemos salen bien, siempre influye ese pequeño factor suerte que diferencia que tengas un buen o un mal día. Es triste tener que abandonar cuando estás tan ilusionado, hubo gente que había trabajando mucho en la coordinación del fin de semana y sobre todo cuando vas acompañado de un grupo de excepcionales montañeros.
En fin, parafraseando a los futboleros “la montaña es así”, pero ahí están y salvo cataclismo no se van a mover. Seguro que lo volveremos a intentar.

No queda mas remedio que descender
Kepa, el fotógrafo del club, fotografiado
Siempre nos quedaran los huevos fritos con jamón del refugio de Goriz

 Track de la ruta

jueves, 25 de julio de 2013

Circular a la Garganta de Ecuaín

Desde hace mucho tiempo llevaba en mente recorrer esta famosa garganta, pero todavía no se había dado la ocasión. Aprovechando que estábamos en Bielsa y que desde allí está relativamente cerca no me lo pensé dos veces y hacia allí fuimos. Como dije ayer, no pensábamos haber regresado tan pronto a España por lo que no llevaba nada preparado, habitualmente me suelo documentar un poco sobre las excursiones que vamos a realizar, por lo que tuvimos que ir a la oficina de información del parque en Escuaín para que nos orientasen un poco.

Escuaín
Transitando sin dificultad
Fin de la primera parte del camino
El acceso para llegar a este pueblo abandonado es realmente malo, desde Escalona hay casi 20 Km de estrecha, sinuosa e interminable carretera. No sé cómo estará la carretera a Revilla (lo pongo con v aunque en varios mapas y carteles lo he visto también con b) pero sin verla recomiendo empezar la excursión desde allí. Como contrapunto la chica de la oficina de información nos explicó detalladamente el recorrido a seguir. Comenzamos a caminar por una pista que sale a unos 100 metros antes de llegar al pueblo, es muy amplia y está en perfectas condiciones para su tránsito. Durante unos cuatro kilómetros no tuvo más historia que unas vacas que nos salieron en el camino. Llegamos a una explanada en la que había más vacas pastando y en una ladera había unos cuantos quebrantahuesos levantando el vuelo. Fue una gozada ver volar a esta ave amenazada y sobre todo comprobar que había varias parejas que pueden asegurar el futuro de la especie.

El vuelo del quebrantahuesos
Puente de los Mallos
Estrecho camino en el bosque
Castillo Mayor
Seguimos caminando para pasar un pequeño barranco, nos adentramos en un bosquecillo y alcanzamos el Puente de los Mallos, si se tiene vértigo recomiendo no mirar hacia abajo, se escucha el sonido del río pero apenas se ve el fondo. Seguimos la marcha por un estrecho camino que se adentra en un frondoso bosque. Estos senderos invitan a dejar volar la imaginación y a sentir que detrás de algún árbol puede aparecer un hada o que nos encontremos de frente con un caballero a lomos de su corcel. Caminando tranquilamente y sin poder ver la otra orilla por la gran cantidad de vegetación llegamos a un lugar en el que había una pequeña trepada, ya nos había advertido la chica de información que siguiéramos sin miedo que había mucha gente que creía que se había confundido de camino y se daba la vuelta. Nos costó bastante llegar arriba hay mucho desnivel en poco trozo y además el terreno está bastante erosionado, pero al final alcanzamos otro camino (estudiare a donde dirige porque puede ser interesante para otra excursión).

Salimos del bosque
Para entrar en el barranco de Angonés
Puente sobre el barranco
Refrescante visión
Poco a poco la vegetación fue desapareciendo dejando ver algo más de paisaje. Llegamos al magnifico barranco de Angonés, lo cruzamos por otro puente y seguimos el camino pegados a unas enormes paredes rocosas. Algo más adelante encontramos unos carteles que nos indicaban que debíamos cambiar de sentido para bajar a los miradores. En un cuarto de hora estábamos en uno de ellos. Las vistas como no podía ser de otra forma eran espectaculares: La Garganta de Escuaín al completo, la surgencia de la Yaga, el circo de la Sarra, el barranco de Angonés, mucha vegetación y un azul y claro cielo. Nos detuvimos bastante rato, sin duda este es uno de los miradores que a partir de ahora considero imprescindibles y que recomendare en más de una ocasión.

Dirección miradores
Garganta de Escuaín
Barranco de Angonés
Totalmente recomendable
Por un corto corredor nos pasamos a otro mirador que se encuentra cercano, las vistas son muy similares pero desde este se puede ver el pueblo de Escuaín al otro lado del barranco. Volvimos al camino, ahora tomando la dirección hacia Revilla, pasamos por las ruinas de la ermita de San Lorenzo. Algo más adelante llegamos a la carretera pero en vez de subir al pueblo hay que bajar por ella un par de kilómetros que se nos hicieron bastante tediosos y sobre todo agobiantes debido al calor. Encontramos el desvío para bajar al barranco de Bucherbata, que resultó muy entretenido aunque ya empezábamos a notar el cansancio.

Escuaín a los pies del Castillo Mayor
En las ruinas de la Ermita de San Lorenzo
Río Yaga
Bajando, bajando al final nos encontramos a orillas del río Yaga, lo cruzamos por donde pudimos ya que llevaba bastante corriente. En la otra ribera aprovechamos para descansar un poco y refrescarnos. Lástima no haber llevado bañador ya que había una buena poza allí. Algo más frescos, empezamos a subir lo que era el último tramo de la excursión. Desde un claro del bosque, vimos cómo había gente haciendo barranquismo.

Barranquismo en el río Yaga
Ultima subida
Nosotros seguimos a lo nuestro y tras una media hora de moderada ascensión llegamos a la carretera. De este punto a Escuaín apenas había medio kilómetro que recorrimos sin dificultad para completar la interesante excursión circular de hoy.

Track de la ruta

miércoles, 24 de julio de 2013

Valle de Barrosa

Nos hubiera gustado pasar algún día más en el Pirineo Francés pero las tormentas que todas las tardes nos caían encima ya nos estaban cansando por lo que decidimos volver a España y pasar un par de días en Bielsa. La verdad que no teníamos nada preparado para hacer por esta zona pero nos acercamos a la oficina de turismo y enseguida nos dieron algunas ideas.

Iniciando el camino
Sierra Pelata
Entrando en el valle de Barrosa
Una de las que más nos gusto fue el Valle de Barrosa, llevábamos ya unos días de montaña y el cansancio se iba acumulando y esta excursión a priori no parecía excesivamente difícil ni larga. Pasamos Parzan en dirección al túnel de Bielsa y aproximadamente a una decena de kilómetros dejamos el coche en una pequeña zona de aparcamiento en el lado izquierdo de la carretera. Desde aquí empezamos la excursión siguiendo el PR-HU 187. Subimos por una pista amplia por la que bien podrían transitar vehículos de cuatro ruedas y en seguida llegamos a unas minas abandonadas. Había multitud de carteles que nos informaron de un tema que desconocíamos. Continuamos por la pista que ahora se había puesto muy cuesta arriba, solo fueron unos doscientos metros y enseguida el camino volvió a ser cómodo. Ya se podía ver el fondo del valle con su cascada y los picos Rubiñera y la Gran Munia, y por si fuera poco a nuestra derecha la bonita Sierra Pelata.

Al fondo los picos Rubiñera (3005m) y La Munia (3134m)
La cascada se divisa desde el principio del valle
Refugio Barrosa
Caminamos aproximadamente media hora, siempre paralelos al río Barrosa, hasta que el camino nos obligó a cruzarlo. Nos tuvimos que descalzar, llevaba mucha agua y no había un lugar claro para pasar. Nos volvimos a poner las botas y subimos un poco más hasta llegar al refugio de Barrosa. Desde el principio habíamos descartado subir hasta el puerto así que empezamos a buscar un lugar a la orilla del río para quedarnos un buen rato. Al principio del Barranco las Neberas encontramos unas pequeñas pozas que fueron de nuestro agrado, hoy ya no andábamos más, hoy nos dedicaríamos a descansar, a admirar este bonito rincón y a disfrutar de la naturaleza.

¡Aqui me quedo!
Rubiñera cubriéndose de nubes
La hermana de Heidi
Al final la jornada también fue positiva, habíamos descubierto un encantador valle y habíamos tenido una jornada de descanso activo.

Track de la ruta.

martes, 23 de julio de 2013

Lac Orédon, Les Laquettes, Lac D’Aubert, Lac D’Aumar y la gran tormenta

Hace 3 ó 4 años cruzamos la frontera para visitar la reserva natural del Néouville sin otras pretensiones que pasar la mañana y que Daniel se divirtiera tirando piedras al Lago Orédon. Me pareció un lugar encantador y desde entonces tenía en mente recorrer los alrededores. Ya que nos encontrábamos relativamente cerca no deje escapar la ocasión.

Lac Orédon
Comenzamos a caminar
Montaña y bosque
Una de las cascadas
A primera hora de la mañana ya estábamos a orillas del Lago Orédon dispuestos a emprender la marcha, empezamos a caminar por la derecha del pantano para enseguida ascender por un camino que se encuentra empedrado para evitar la erosión, algo bastante típico de esta vertiente pirenaica. Al poco tiempo llegamos a un barranco que albergaba varios tramos de cascada, esta primera parte de la excursión estaba resultando tan entretenida que no se le podía pedir más. Seguimos caminando entre el bosque para llegar a Les Laquettes un encantador laguito en el que sus aguas remansadas y las luces de la mañana impregnaban el lugar de paz. Desde aquí ya se podía ver la magnífica silueta puntiaguda del Ramougn de 3011 metros.

La casa de David
Silueta del Ramoung
Les Laquettes, remanso de paz
Otra vista de Les Laquettes
Estuvimos un ratillo allí todavía no estábamos cansados pero en la orilla del lago se estaba fenomenal. Este laguito y los siguientes están unidos unos a otros y el camino discurre por su orilla, así que caminando algo más de un kilómetro y subiendo una pequeña pendiente llegamos al Lac D’Aubert. Desde su presa admiramos el precioso paisaje donde sin duda destacaba a la izquierda la figura del Néouvielle alzándose sobre el embalse. Tras unas cuantas fotos y un poco de almuerzo continuamos el camino, en cinco minutos llegamos a un parking para autobuses. Si se desea se puede subir hasta este punto en un autobús que sale desde el lago Orédon, esta opción es recomendable para los poco andarines ya que este es un lugar ideal para disfrutar en familia.

Panorámica del Lac D’Aubert
Descansando en la presa
Infinidad de excursiones
Nosotros continuamos el camino hacia el siguiente lago el Lac D’Aumar que dista a unos 10 minutos del aparcamiento. Desde su orilla aún se tienen mejores vistas del Néouvielle y Ramougn, nos estaba encantado la excursión. Y ahora viene la parte más increíble. Como habíamos salido de la zona boscosa y el sol empezaba a calentar de lo lindo decidimos aplicarnos protección solar. Al cabo de cinco minutos apareció una nube gris detrás del Néouvielle y transcurridos cinco más estábamos acelerando el paso porque se había preparado una tormenta monumental. Veíamos caer los rayos a poca distancia, mientras corríamos y sacábamos las capas empecé a buscar algún lugar donde refugiarnos y milagrosamente entre unas enormes rocas vi un vivac. Sin dudarlo nos metimos rápidamente momentos antes de que empezara a llover torrencialmente. Habíamos tenido una suerte enorme, nunca había visto prepararse una tormenta tan rápido. Habían anunciado tormentas para la tarde pero obviamente se habían adelantado. Permanecimos cobijados más de una hora hasta que ceso el aguacero.

Señalando al Néouville
A orillas del Lac D'Aumar
¡Qué feo se esta poniendo!
En el vivac milagroso
Estábamos justo en medio de la excursión circular que habíamos planeado asi que daba lo mismo seguir que volver por el mismo camino por lo tanto decidimos continuar hacia delante. Con el terreno empapado y embarrado volvimos a emprender la marcha. Había un pequeño descenso y enseguida nos metimos de nuevo en otra zona boscosa a media ladera con excelentes vistas al Lac Orédon. Poco a poco las nubes fueron desapareciendo y cuando llegamos al Col D’Estoudou ya no quedaba rastro de ellas y volvía a hacer un día radiante, a cualquiera que le hubieras dicho que hace apenas una hora estaba cayendo agua sin cesar no se lo hubiera creído.

Por fin ceso la tormenta
Bonita vista del Lago Orédon
Nos quedamos un rato en el collado antes de bajar por un camino bastante estrecho. Caminábamos con cuidado ya que el terreno todavía estaba bastante húmedo y las raíces que sobresalían de suelo estaban resbaladizas. En cuarenta minutos llegamos a la carretera y en cinco más al hotel-refugio del lago donde pusimos fin a la excursión de hoy.

En el Col D’Estoudou
Como había cambiado el tiempo
Había sido preciosa además de altamente recomendable y por si fuera poco habíamos tenido un toque de emoción.

Track de la ruta