miércoles, 22 de febrero de 2017

Teenage Fanclub en la Sala Oasis

Cada vez que viene una banda que descubrí entre finales de la década de los ochenta y primeros años noventa, siento el irresistible impulso de ir a verla. Teenage Fanclub fue uno aquellos grupos sobre los que cimente algunos de mis gustos musicales. Los escuche por primera vez, quizá algo tarde, con su brillante disco “Thirteen” (eran tiempos en el que conseguir música que se saliera de lo comercial y de las radio formulas no era tan fácil como ahora). Ciertamente les había perdido la pista hasta que por casualidad el otoño pasado escuche su estupendo último disco “Here”.

Ya estamos de nuevo en Zaragoza
Gerad Love impecable a la voz y el bajo
Aunque ya los había visto en directo hace más de 10 años me acerque a la sala Oasis con la misma ilusión que si fuese la primera vez. Lo primero que me sorprendió fue ver la sala con el aforo casi completo, ya sabemos cómo es de ingrata Zaragoza para este tipo de eventos y más un Miércoles, también fue agradable comprobar que había varios grupos de jóvenes que no superaban la treintena, uno ya está acostumbrado a ver siempre las mismas caras en cada concierto y se agradece que la media de edad vaya bajando. Bueno, al grano, salieron al escenario los Escoceses y tras colocarse los instrumentos comenzaron con “Start Again” para luego seguir con “Radio” dos grandes canciones con las que, como se suele decir, se metieron al público en el bolsillo. Fueron alternando los temas de su último álbum (hasta cinco pude contar) con repertorio de todas sus épocas.

Raymond McGinley muy serio con su inseparable Fender Jaguar
Ya no somos adolescentes
Quizá fue un concierto de los tocados en piloto automático, de esos de perfecta ejecución pero bajo mi punto de vista con falta de chispa. Desde luego ya no son aquellos enérgicos jovenzanos que hace más de 25 años deslumbraron con sus guitarras saturadas y grandes melodías, pero con un repertorio en el que cuentan con al menos con 20 canciones que bien pudieran estar en el manual de “cómo hacer una canción pop perfecta”, a nada que pongas algo de interés es imposible fallar o hacer un mal concierto. Después de algo más de una hora terminaron con “The concept” uno de los temas más recordados de su disco “Bandwagonesque”

Norman Blake bajo los focos
La banda al completo
Para los bises, tres temas más, entre ellos los dos últimos “Star sing” y “Everything Flows” ¿cómo se puede terminar un concierto con estos temanzos y marcharse tan tranquilos? Pues bien, porque Teenage Fanclub con el tiempo, y aunque no llenen estadios ni vendan millones de discos, se han ganado el derecho a estar entre los “grandes” de la música y como cualquier “grande” se puede permitir, y se lo perdonamos, que nos dejen pidiendo más.

sábado, 18 de febrero de 2017

Punta Napazal con raquetas

A estas alturas de temporada ya empezaba a pensar que no iba a calzarme las raquetas y es que para esto de las excursiones invernales conjugar tiempo libre, condiciones óptimas de la nieve y buen clima no es nada fácil.

Bajo los primeros rayos de sol del día se encuentra Punta Napazal
Hacia arriba
Muy bien "little" Dani
Para el día de hoy nuestro objetivo se situaba en lo alto de la punta Napazal (2116 m.) un recorrido que partiendo desde el refugio de Lizara es corto, directo, pero a la vez algo exigente. Se notaba que todo el mundo estaba con ganas de nieve ya que las inmediaciones del refugio parecía un centro comercial en hora punta. Nos juntamos un grupillo de 8 personas, alguna de ella se ponía las raquetas por primera vez. Atravesamos la pista de esquí de fondo por un lateral teniendo cuidado de no borrar la huella. Empezamos el ascenso que a partir de ahora es continuo, algún tramo es realmente duro pero como íbamos con primerizos fuimos progresando tranquilamente y sin ninguna prisa. A este ritmo es mucho más fácil apreciar cada detalle del paisaje y disfrutar del excelente y radiante día que teníamos.

Dirección collado del Bozo
Ascendiendo tranquilamente
En el collado del Bozo
Cuando llegamos al collado del Bozo consideramos que era un lugar ideal para almorzar viendo las magníficas vistas del valle de Aisa y la silueta del Aspe. La mayoría del grupo decidió descender, yo hice una rápida escapada a punta Napazal, por 20 minutos más de ascensión completaba una excursión más redonda. Ciertamente mereció la pena el pequeño esfuerzo la panorámica que se contempla desde este modesto pico es simplemente espectacular además los rayos de sol que traspasaban las nubes le daba al paisaje un valor extra.

Hacia punta Napazal
Desde el Bisaurin a los Lecherines
Los rayos de sol se filtran entre las nubes iluminando el Mesola
Vista del Bisaurin
En vez de volver por el mismo camino, tome un atajo más recto siguiendo las huellas de habían dejado otros excursionistas, así pude alcanzar a mis compañeros. Una vez todos juntos regresamos al refugio de Lizara poniendo fin a esta corta pero bonita “raquetada”


Track de la excursión

domingo, 5 de febrero de 2017

Cass McCombs en la sala Las Armas

Con “Mangy Love” bajo el brazo, uno de los mejores discos del 2016 según la prensa especializada, se presentó Cass McCombs en la sala Las Armas.





Sabía que la de ayer iba a ser una actuación con pocas concesiones para la galería, sobria, de esas en las que hay que apreciar cada detalle, saborear cada matiz que desde el escenario saliese. Y así fue, tuvimos una velada de las que se pueden calificar como íntima, a lo que también contribuyo la poca luz que el técnico de iluminación lanzo sobre el escenario (tal como está el precio del kilovatio no es de extrañar).





La ejecución del californiano y su banda fue impecable, mención especial para el hombre de los teclados que con su añejo Rhodes creaba la atmósfera idónea que envolvía a cada canción. Pero salvo el tramo final del show, para mi gusto, fue un concierto muy lineal. Ciertamente salí algo contrariado, había visto a un artista imaginativo y con una propuesta diferente de lo que viene siendo habitual pero, personalmente creo que le faltó algo de chispa.