domingo, 3 de abril de 2011

He terminado con el mejor regalo que me han hecho nunca

Una de mis ilusiones de siempre era tener un bonsái, nunca había tenido ni cuidado plantas, es mas en casa no había ninguna ya que a mi madre no le gustaban, pero la filosofía que envuelve a estos árboles es fascinante y me atrae bastante.

Hace unos años para uno de mis cumpleaños mis amigos me regalaron uno, concretamente una serissa, me duro un mes. El exceso de riego termino con ella. No era consciente de lo sensibles que son estas plantas y en mi empeño por cuidarlo termine pudriendo las raíces. Aquí es cuando me di cuenta que el bonsái no es una planta cualquiera y necesita un cuidado y un mimo especial.

Pues bien, al poco de irnos a vivir juntos, Mar que conocía la historia me regalo otro, un ficus retusa de 8 años precioso, el mejor regalo que me han hecho en mi vida. El problema es que Mar lo trajo desde donde lo compro hasta casa andando el día mas frio del invierno, y este bonsáis tropical es muy sensible a los cambios de temperatura, asi que el pobrecillo a los días tenía bastantes hojas amarillas y se estaba poniendo bastante feo, eso unido a que todavía no le tenía cogido el tino a la cantidad de agua de riego que requería estaba haciendo que el ficus enfermase, los síntomas eran claros las hojas se estaban poniendo negras por las puntas. Me informe bien de lo que tenía que hacer y la única solución era el trasplante. Asi que me arriesgue y siguiendo los pasos de un manual lo trasplante. Pasó unos días bastante pocho pero al final empezaron a brotar las hojas, no muchas por desgracia solo le habían quedado dos ramas sanas, pero al final el bonsái estaba sanando. Poco a poco le cogí el tino a la cantidad de agua que debía echarle, un vaso de agua una vez a la semana en invierno y un vaso de agua dos veces a la semana en verano. Y asi ha sobrevivido hasta ahora, no tenía la pinta del día que vino a casa pero en fin, por primera vez era capaz de cuidar una planta y que sobreviviera.

Hace un mes leyendo mas sobre sus cuidados decía que aproximadamente cada dos años hay que cambiarles la tierra, que de regarlo se va apelmazando y no deja que se oxigenen bien las raíces, pero sobre todo me decidí a hacerlo (esto todavía no lo sabe Mar sino le da algo je je) porque el sustrato estaba lleno de unos minúsculos bichitos que habían salido, supongo que del abono orgánico que había puesto, los había a cientos e incluso estaban empezando a salir de la maceta. Le cambien la tierra y aproveche para cortarle alguna ramita seca, la verdad que ese día quedo esplendido, pero con el paso de los días el ficus empezó a ponerse mustio, esta vez algo hice mal y al final mi querido árbol se ha secado. He terminado con este maravilloso regalo.

No me resisto a quedarme sin un bonsái y seguramente cuando pase el verano lo volveré a intentar, tengo que ser capaz de cuidar uno por muchos años.

2 comentarios:

  1. Un gran blog, Santi. Yo también tuve una mala experiencia con un bonsái que me regaló mi entonces novia y hoy esposa. Mi interés se volvió en su compra y el exceso de riego acabó con él. No son nada fáciles de cuidar.

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  2. Fe de erratas: Quería decir en su contra

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