miércoles, 11 de junio de 2014

Adiós, compañeras, adiós

Llega un momento triste, por lo menos para mí, es el de decir adiós a esas botas con las que me he sentido tan gusto y con las que he completado un montón de excursiones.
Han sido algo más de tres años, cientos de kilómetros con ellas en los pies en los que hemos completado la Senda de Camille, Carros de Fuego, la marcha senderista de Lizara, estuvieron conmigo en el valle de Aosta, hemos subido a picos como el Gran Facha, Bisaurin, Infiernos, Peña Tendeñera, y me han llevado a unos cuantos sitios que así de primeras no recuerdo.
Aunque exteriormente aún están bien, interiormente están destrozadas y sobre todo la suela ya no da más de si y no me trasmite ninguna seguridad.
Solo espero poder disfrutar con las próximas tanto como lo he hecho con estas.

Os habéis ganado un sitio en el cielo de las botas

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