sábado, 4 de febrero de 2012

Frío

El lastimoso aullido que el viento produce al encauzar su bravura por las calles, al golpear con los edificios, al toparse con las farolas, al zarandear violentamente los arboles hasta dejarlos desnudos de las ultimas hojas a las que el otoño quito la vida, me hacen recordar que aunque con retraso el invierno ya esta aquí.

Sus agiles, fuertes y heladores dedos roban el calor vital de mis mejillas al rozarlas. A su paso deja tras de si un manto blanco de escarcha y endurece el agua de las fuentes ornamentales que hasta hace unos días jugueteaba alegremente. El sol dibujado en mitad del cielo ilumina pero da la sensación que alguien le ha quitado su energía y hoy también se esconderá pronto sabiéndose perdedor.

Las calles casi desiertas y las ventanas empañadas me dicen que hoy es un día para disfrutar del hogar, para hacer esas cosas que tengo retrasadas, de echarme una siesta en el sofá tapado con la mantita y acurrucado a mi chica, para ver esa película que hace tiempo tengo pendiente, para escuchar otra vez mis manoseados discos, para holgazanear y hacer el vago que de vez en cuando también me lo merezco.

El invierno ha tendido sus poderosos brazos sobre nosotros, esta estación también tiene su encanto.






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