domingo, 29 de diciembre de 2013

Villalangua – Agüero por el PR HU-97

No teníamos previsto hacer ninguna excursión más en lo poco que quedaba de año pero un mail por parte de los Bisaurines recordando que todavía quedaba una salida montañera en el programa de actividades del 2013 hizo que nos animáramos a calzarnos las botas de nuevo. El recorrido entre las localidades de Villalangua y Agüero se presentaba tan atractivo que no pudimos negarnos.

Villalangua
Campos helados
Desvío
Foz de Salinas
Hacia frío en Villalangua, el punto de partida, los campos cubiertos con una fina capa de hielo asi lo indicaban, pero apenas basto un centenar de metros de camino para entrar en calor. Enseguida llegamos a un desvío perfectamente indicado que tras tomarlo nos puso la Foz de Salinas a la vista. Llegamos hasta sus pies por una estrecha senda. Las espectaculares y caprichosas formaciones rocosas que sirven de morada para los buitres, nos dejaron un rato boquiabiertos. Tras una breve subida llegamos a una pequeña cascada y siguiendo un poco más el camino alcanzamos la iglesia de Santa María Magdalena, primer vestigio de lo que fue Salinas.

Estas dos rocas nos dan la bienvenida
Espectaculares formaciones rocosas
Alto en el camino para admirar la pequeña cascada
Preciosa la Foz de Salinas
Ruinas de la Iglesia de María Magdalena
Viendo el paisaje que rodeaba a esta población me hizo pensar lo dura que debía ser la vida en este lugar, entre otras cosas por lo difícil del acceso y que era casi el mediodía y todavía no había entrado el sol en el pequeño valle que se encuentra. Continuábamos el ascenso cuando nos percatamos que al grupo se había agregado una nueva compañera de viaje, una perra que llevaba una herida de colmillo de jabalí en una de sus patas y que enseguida fue el centro de atención de todos. La subida estaba resultando entretenida ya que el camino era bastante cómodo y la vista que quedaba a nuestros pies de la Foz de Salinas con el pirineo al fondo era preciosa. Llegamos al collado donde aprovechamos para almorzar al calor del sol invernal. Estábamos tan a gusto que costo un rato emprender la marcha que ahora sería casi todo bajada.

Un pequeño esfuerzo, una gran recompensa
Yo también quiero ser un Bisaurin
El almuerzo, para muchos el mejor momento del día
La Osqueta
Primero descendimos paralelos a la Osqueta, una formación rocosa en forma de espolón, para llegar a una pista por la que transitamos unos kilómetros mientras atravesábamos alguna zona boscosa. La temperatura bajo varios grados ya que la pista estaba en umbría además el camino estaba bastante húmedo por lo que acabamos todos con las botas cargadas de barro. Al cabo de un rato la pista dio un giro de 180 grados entro el sol y a lo lejos pudimos divisar los Mallos de Agüero. Algo más adelante abandonamos la pista para bajar por un pequeño camino en el que predominaba el matorral bajo donde poco a poco fuimos dejamos la carga que se había pegado a nuestras botas.

Pista embarrada
Mallos de Agüero
Barranco de Rabosera
Pasamos un par de casetas pastorales y algún terreno de labranza. A estas alturas de recorrido ya estábamos más que satisfechos por el encantador paisaje que habíamos visto pero todavía quedaba alguna sorpresa más como la cueva de Al-Foraz y las espectaculares vistas del barranco de la Rabosera que había desde el balcón contiguo. Algo más adelante vimos los restos de una antigua tejería. Ya solo quedaba un kilómetro y medio para llegar a nuestro destino que hicimos por debajo de las hermosas paredes de los Mallos de Agüero.

Cueva de Al-Foraz
Enorme
Fin del camino
Luego por un caminito bajamos al pueblo.
Y ahora sí, con esta entretenida excursión pusimos fin al montañero año 2013.

Track de la ruta

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