lunes, 24 de septiembre de 2012

La maldición del Bisaurín

En bastantes ocasiones habíamos desestimado ascender hasta su cumbre debido al mal tiempo, a la cantidad de nieve, o simplemente por encontrarse con una nube incrustada en su cima. No importaba en cualquier momento podíamos intentarlo. Pero el año pasado realizando la senda de Camille definitivamente se nos quedo una espinita clavada, su ascenso hubiera significado la guinda a un pastel de por si sabroso. Con la ilusión de quitarnos esa espinita superando al fin el desnivel que nos llevase a su cumbre y con unas previsiones meteorológicas bastante buenas, el viernes por la tarde nos dirigimos al refugio de Gabardito donde hicimos noche. La mañana no pudo amanecer mejor, una temperatura agradable y algunas nubes sueltas que tenían pinta de disiparse conforme avanzase la jornada.

Lenito al amanecer

Caseta en el Plandaniz
Aunque el camino ya lo conocíamos no se nos hizo nada pesado. Los bonitos tonos que empieza a tener el bosque en este recién estrenado otoño, las primeras luces del amanecer, las vacas que nos encontramos en el Plandaniz, los caballos en el Plan de Dios te Salve y la preciosa silueta que dibujaba en el cielo nuestro objetivo hicieron que los mas de 600 metros de desnivel y las dos horas de camino hasta el collado del Foratón se nos pasaran en un suspiro. Repusimos algo de fuerzas con un pequeño almuerzo antes de emprender el asalto a la cumbre. Era un día perfecto, por fin íbamos a subir el Bisaurín. Comenzamos la dura ascensión por la arista y de repente el viento empezó a soplar fuertemente, las cuatro nubes que había en el cielo iban rozando con la cima y se quedaban pegadas alli. –Bueno, aun queda mucho ya se irán- pensé.

Pastando bajo la atenta mirada del Bisaurin
El objetivo
Collado del Foratón
Seguimos ganando altura entre los requiebros del camino y cada vez que mirábamos arriba el panorama estaba peor, el viento atraía más nubes y la visión empezaba a no ser nítida, en poco rato estábamos envueltos en una densa niebla. La temperatura empezó a bajar notablemente y nos tuvimos que abrigar rápidamente. Esta circunstancia hizo que una vez mas me diera cuenta de lo importante que es salir al monte bien preparado, ese peso de mas que llevamos en muchas ocasiones en nuestras mochilas es necesario ya que el clima en la montaña es muy traicionero. En nuestro ascenso nos encontramos con excursionistas que ya bajaban que nos decían que la cumbre estaba totalmente cubierta y que no habían podido ver nada. Todavía nos quedaba un poco para llegar y confiábamos en que las nubes se abrirían. Pero cuando llegamos a lo más alto, efectivamente no se veía nada. Estábamos algo decepcionados después del esfuerzo no obteníamos ninguna recompensa, con las ganas que le teníamos a esta montaña. Intentamos esperar un poco pero el aire y el frio eran muy molestos y decidimos emprender el descenso. Otra vez el Bisaurín nos había ganado, bueno más bien lo dejamos en un empate.

Aun hace buen día
Aunque podria ser cualquier sitio es la cima del Bisaurin
No soy muy partidario de repetir cumbres pero esta queda pendiente. A medida que descendíamos el cielo empezó a clarear y la nube se había ido de la cima, pero ya no era cuestión de volver a subir. Las personas que ascendieron entre 30 y 45 minutos después que nosotros pudieron disfrutar de lo que supongo serian unas excelentes vistas y un gran día de montaña, sin embargo para nosotros no lo fue. La decepción era aun mayor cuando de regreso al refugio de Gabardito echabas la vista atrás y veías la preciosa silueta que dibujada en el cielo el Bisaurín. La suerte que tantas veces ha estado de nuestro lado en multitud de excursiones hoy nos había sido esquiva. No todas nuestras aventuras montañeras nos van a salir bien.


Track de la ruta

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