Fieles a nuestra cita anual Diego y yo quedamos con la
intención de hacer otra de esas excursiones que poder contar a nuestros nietos.
Esta vez elegimos la ascensión a los Infiernos que resulta algo más fácil de lo
que en principio, pese a su terrorífico nombre, hace pensar.
El pasado fin de semana fue algo fresco y lluvioso, el lunes
también salió inestable pero las previsiones meteorológicas anunciaban que las
temperaturas irían en paulatino aumento a lo largo de la semana hasta llegar a
un calor sofocante. Por lo tanto no nos lo pensamos dos veces y elegimos el martes
para lanzarnos a la montaña ya que las temperaturas todavía iban a ser suaves. Pase
por Jaca a recoger a Diego a eso de las 7 de la mañana y después de demostrar
mi “pericia” al volante durante un rato llegamos al balneario de Panticosa. Mientras
nos calzábamos las botas y nos ajustábamos las mochilas volvimos a comentar el
encanto y lo que nos gustaba aquel lugar antes de que le metieran mano en un
intento de hacer un mega Spa exclusivo.
Comenzamos la ascensión por el fondo del lago, parte del trayecto
ya lo conocíamos de cuando subimos nuestro primer 3000, el Garmo Negro, allá
por el 2004. Un sinfín de requiebros en el camino que te ayudan a ganar altura
con relativa facilidad. Mientras nos íbamos contando nuestras cosas alcanzamos la
Mallata baja de Argualas donde hicimos una primera parada para beber un poco de
agua y quitarnos el polar.
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En la Mallata Baja, aun estamos frescos |
Seguimos el ascenso por donde te lleva la senda,
pasamos cerca de unos cuantos caballos que pastaban tranquilamente en las
verdes praderas, y algo mas adelante coincidimos con tres chavales que nos
comentaron que iban al Garmo. Vimos el cartel que indicaba la dirección al ibón
Arnales pero nosotros no le hicimos caso y continuamos hacia arriba. Al
alcanzar la Mallata alta el camino cambio, se transformo a piedras sueltas con
la dificultad que esto lleva para avanzar. Tras un buen rato intentando elegir
o adivinar cual era el mejor camino alcanzamos el collado de Pondiellos.
Después de dejarlo atrás vimos el ibón del mismo nombre y los infiernos, nuestro
objetivo, que desde nuestra posición parecía inexpugnable. Antes de iniciar el
ataque a la cumbre nos tomamos un tiempo para el almuerzo, además pudimos ver
por donde subían los chavales de antes, que por lo visto habían cambiado de
idea sobre la marcha.
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Progresando entre las rocas |
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Ibón de Pondiellos |
Haciendo unas fotos casi me quedo sin cámara, debí asentarla
mal sobre el trípode y se venció por el peso, cayendo al suelo desde más de un
metro y rebotando varias veces. ¡La cantidad de cosas que se te pasan por la
cabeza en esos breves instantes! Milagrosamente, salvo unos rasguños, no le
paso nada. Estos de Canon, por fortuna, las hacen a prueba de bombas. Superado
el susto y con menos peso en la mochila y mas en la tripa, seguimos llenamos
por el camino que marcado a base de infinitas pisadas salía a nuestra derecha. Pasamos
por debajo del pico Arnales y algo mas adelante alcanzamos la canal o
escupidera que baja directamente de la cumbre de los Infiernos.
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El Garmo Negro y el ibón de Pondiellos |
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Diego esquivando la canal |
En vez de
entrar en ella como habíamos leído decidimos ascender por su izquierda según la
mirábamos. No es muy complicado, de vez en cuando alguna trepadilla que apenas
entraña dificultad, hay muchos agarres y sitios para asentar bien las botas. Progresamos
con relativa rapidez para llegar al collado que divide la cumbre central de la
oriental. Echamos un vistazo al otro lado y pudimos ver lo que queda del
glaciar. Sin más dilación nos encaminamos a la cima oriental.
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Todo eso hemos subido |
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Glaciar de los Infiernos |
Un par de
trepadillas mas y en apenas 5 minutos habíamos ascendido el primer 3000 del día.
Las condiciones atmosféricas eran inmejorables y las vistas fantásticas. Hacia
el norte pudimos ver el Gran Facha (
nuestra ascensión del año pasado) y hacia
el este, a lo lejos dominando el horizonte, el Vignemale.
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Infiernos Oriental conseguido |
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Vista del Vignemale |
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Vista de la cumbre central, marmolera y cumbre occidental |
Bajamos por donde
habíamos subido hasta llegar de nuevo a la divisoria de los dos picos. Subimos
un pequeño repecho para coronar el Infiernos central, el segundo y con sus 3082
m. el más alto de los tres. Nos hicimos unas cuantas fotos para dejar
constancia de “nuestra proeza”.
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Segundo 3000, el Infiernos Central |
Ahora tocaba pasar la famosa marmolera. Veíamos
venir a gente hacia nuestra ubicación y eso nos dio una idea de lo ancha que
era. Pasamos con cuidado, el vértice es lo suficiente ancho como para caminar
por el sin dificultad pero aun asi la visión del vacío a ambos lados da un poco
de respeto. Finalmente llegamos a la última cumbre del día, el infiernos
oriental de 3073m. Disfrutamos de una estupenda visión periférica: Anayet, el
Midi, Sallent a nuestros pies, Balaitus, puff ¡que gozada!
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Vista de la marmolera |
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Con cuidado pero sin miedo |
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Tercer 3000, Infiernos Occidental |
Una vez mas lo habíamos conseguido, había sido una excursión
bonita, interesante y durilla. Ahora solo tenemos que esperar hasta el próximo año
para hacer una de estas.
Genial como siempre, Santiago. Nosotros estuvimos por Benasque subiendo ibones, pero no tan alto como tú, jeje.
ResponderEliminarJaime.
Ya sabes que cuando quieras puedes venir conmigo a una de estas
EliminarThere´s no mountain high enough!!!!.
ResponderEliminarLP
Ni suficientes montañas por ascender
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