Agosto del 2004: Espoleados por el reciente éxito de su primera montaña importante (La Collarada) un grupo de amigos que se iniciaba en esto del montañismo decidió dar el siguiente paso y ascender su primer 3000. Con más ilusión y fuerza que técnica alcanzaron con éxitos la cumbre del Garmo Negro de 3065 m.
Hoy 18 años más tarde, con unos cuantos picos en la “mochila”, varios cientos de kilómetros de montaña en las piernas, y sobre todo al lado de la mejor compañera de camino que he tenido la suerte de haber podido encontrar, he vuelto a esta cumbre tan especial para mí.
El Garmo Negro no fue solo mi primer 3000, quizá fue la montaña que hizo que me diera cuenta que el montañismo es algo más que un deporte. Es compañerismo, esfuerzo, amistad, sacrificio, contacto con la naturaleza, amor, sufrimiento, superación y, sobre todo, un lugar donde disfrutar y desconectar de nuestros ajetreados ritmos de vida.
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Balneario de Panticosa rodeado de otoño |
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Dejamos atras el primer tramo boscoso |
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Peña Gabarda |
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Ya lo tenemos a la vista |
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Adivinando el camino |
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Puff. ¡Vaya subidita! |
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Un respiro para contemplar el Vignamele y el Ibón de Brazatos |
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Pequeños ibones a las faldas del Algas |
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Mar disfrutando de las vistas en la cumbre |
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Los Infiernos se alzan sobre los ibones de Pondiellos |
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Ayer y hoy |
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La persona con la que mas tiempo he compartido en la montaña, mi motor. |
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