Una vez más, y empiezan a ser innumerables, ayer volvía a actuar en Zaragoza ofreciendo un concierto de una calidad a la que pocos se pueden acercar. Acompañado de Olivier Durand, ese mago de las 6 cuerdas que hace sonar la guitarra acústica como si de una eléctrica se tratase, ofrecieron a un público entradito en años una actuación memorable de esas que sientan catedra y que solo son capaces de dar gente que lleva varias décadas subido a un escenario y sobre todo que tienen la misma ilusión por agradar y dar lo mejor de sí que el primer día que empezaron a tocar.
Hubo tiempo para todo durante las cerca de dos horas de concierto, para temas nuevos, viejos clásicos, versiones y para desenchufarse de los amplificadores y tocar más cerca de ese público que en esta ciudad le adora.
Seguramente lo volveremos a ver muy pronto por Zaragoza.
Siento la pobre calidad del video, estaba algo lejos del escenario pero como muestra puede servir
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