Nada mejor que aprovechar una mañana de domingo teniendo
contacto con la naturaleza. Pusimos el despertador a las 7 de la mañana (lo que
fastidia su sonido entre semana y lo rápido e ilusionados que nos levantamos para
hacer algo que nos gusta) y tras un rápido desayuno pusimos rumbo a Alquezar,
uno de los pueblos mas bonitos y populares de la Sierra de Guara.
Mar bajando hacia las pasarelas del rio Vero
Cueva de Picamartillo
Tras casi dos horas de coche llegamos a la preciosa
localidad. Aunque para hacer esta ruta hay un camino directo que sale desde la
entrada de Alquezar, primero preferimos bajar por las pasarelas del rio Vero, que
son una delicia para la vista además hay unos cuantos puentes de madera para
evitar la erosión que seguro que hacen las delicias de mas de un joven excursionista.
Al final de la bajada y antes de subir a la pasarela que cuelgan sobre el rio, nos
desviamos un par de minutos para llegar a la cueva de Picamartillo un encantador
lugar en el que el Vero ha ido haciendo de las suya con el paso del tiempo.
Ahora si, subimos por la pasarela que se tiende sobre el rio y continuamos un
poco mas hasta llegar al antiguo molino, ojo en este punto que los que
superamos la estatura media tenemos que agachar el riñón. Seguimos unos metros más
para meternos en una pequeña covacha, tras ellas más pasarelas hasta llegar a
la central eléctrica que abastece de energía a Alquezar. Empezamos a subir
hasta encontrarnos con el camino que comente antes y que bajaba directamente
del pueblo.
Contemplando el rio sobre la pasarela
Viejo molino
Me esta encantando
Alquezar
Otro rápido descenso hasta llegar al puente de Fuentebaños,
lo cruzamos y de nuevo nos dispusimos a ascender un fuerte repecho, aquí el
paisaje cambia radicalmente, dejamos atrás el frescor que nos daba el rio para
entrar en un reino de piedra y matorral bajo. Al cabo de un rato la pendiente
de la pista se fue suavizando y ya solo tuvimos que llanear un par de
kilómetros hasta alcanzar Asque mientras disfrutábamos del verde paisaje tocado
por la primavera. En este tramo solo nos encontramos con un rebaño de ovejas
que nos balaban desafiantes.
El reino de las rocas
Mañana primaveral
Asque
Pasamos el pequeño pero acogedor Asque y tomamos una amplia pista
que sale por la parte superior y que te lleva al puente de Villacantal. El
camino durante unos tres kilómetros aproximadamente esta en perfectas
condiciones, ancho y bien aplanado, pero al llegar a un cartel indicador que se
encuentra al lado de una pequeña edificación la cosa cambia de manera radical, se
empieza a descender de forma rápida hacia el barranco de Lumos y la fuerte
pendiente unida a la erosión hacen que el camino sea un mar de rocas sueltas.
Bajada al barranco de Lumos
Pasamos el barranco de Lumos y tras un par de requiebros del
camino volvimos a entran en el cañón del rio Vero, desde nuestra posición ya divisábamos
el puente de Villacantal, descendimos hasta el, ciertamente es un lugar
precioso y que invita a quedarse un buen rato.
Puente de Villacantal
Cañón del rio Vero
Tras disfrutar del entorno volvimos a la marcha, nos quedaba
un buen repecho. Desde abajo daba la impresión que seria interminable pero se
hizo más llevadero de lo esperado hasta llegar al collado de San Lucas desde
donde se divisa Alquezar. Antes de terminar la excursión en una especie de
mirador nos comimos el bocadillo disfrutando del agradable día y las magnificas
vistas.
Cuando ya nos quedaba nada que llevarnos a la boca bajamos
al pueblo, que dista a medio kilometro, para poner fin a la excursión, no sin
antes disfrutar de los encantadores rincones que la localidad ofrece.
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